Siempre he admirado los análisis de Román y este es brillante.
Mi única crítica es que no se refiera en párrafo alguno a la inmensa responsabilidad que les cabe, a los partidos políticos tradicionales, en dicho colapso.
Tienen responsabilidad y más que responsabilidad, culpa.
Si los partidos políticos no hubieran cohonestado con el clientelismo, los dineros oscuros, las mafias, los grupos armados y la corrupción para mantenerse en el poder, la seudodemocracia de coimas, puestos y contratos a cambio de votos hubiera sido reemplazada por una buena democracia.
Ahora, que ha llegado el supuesto “cambio” como solución a esa pseudodemocracia, los partidos políticos, hacen contubernio con el aspirante a tirano, para poder seguir robándose el presupuesto mientras nos siguen entreteniendo matándonos entre nosotros.
En principio, si no se robaran los dineros del presupuesto, jamás hubiéramos tenido razones para matarnos entre nosotros pues hubiéramos podido lograr, en una buena democracia, una sana economía que nos pudiera asegurar el bienestar para todos.
Es mi única crítica y creo que es necesario hacerla pues la solución debe venir de la verdad y la verdad no es otra que aceptar que el actual sistema de partidos es absolutamente inocuo y que lo único que nos puede salvar es un movimiento político nacional de ciudadanos no manchados con la política tradicional, completamente independientes para poder elegir a líderes honestos, capaces y comprometidos para defenestrar a esta “caterva de descastados” corruptos, incapaces e indolentes que nos han traído hasta este pozo profundo de desesperanza y amargura.