COLUMNISTAS

No sabemos cuántos consejos de seguridad se han realizado en todo el pais desde que llego a la presidencia de la republica Gustavo Petro. Han sido muchos, seguramente muchos más, si les sumamos los consejos citados por los gobernadores y los 1.123 alcaldes de los municipios que tiene Colombia.

Podríamos pensar que han sido suficientes los consejos de seguridad convocados, lo que nos haría creer que ya existe una estrategia bien estudiada y estructurada con la que vamos a combatir y a derrotar a los bandoleros para creer en una verdadera paz. Pero eso no es así. Los consejos de seguridad lamentablemente solo han servido para recopilar información de la tragedia que en materia de orden público estamos sufriendo 52 millones de compatriotas.

Se supone que en los consejos de seguridad se reúnen las autoridades civiles, militares y de policía y organismos de inteligencia con el fin de analizar, diseñar operativos a través de los cuales se planteen soluciones a los problemas de orden público, conducentes a resolver las amenazas contra la tranquilidad de la ciudadanía. Señores, hasta allí todo es color de rosa.

Sin embargo, en la mayoría de los casos se limitan a presentar cifras sobre delitos sin formular soluciones concretas. Y aun, ocurre lo peor, la soledad de la autoridad civil frente a la inoperancia de los órganos militares y de policía. ¿Y eso por qué ocurre? Por ordenes superiores emanadas del misterio defensa, señaladas por el mismo presidente de la república. Maniatar a las fuerzas armadas de la república y doblegarlas ante los criminales.

Lo que se conoce en ese sentido es realmente escabroso: a raíz de la escalada violenta protagonizada por los criminales del ELN en el Catatumbo, se supo que numerosa tropa de las disidencias de las Farc, Estado Mayor Central y Nueva Marquetalia, tienen salvoconductos del gobierno de Gustavo Petro para trasladarse, como Pedro por su casa, entre las regiones en donde comúnmente operan y Venezuela, un Estado que se ha convertido en refugio de los grupos narcoguerrilleros, incluyendo a los Elenos. Así hermanos es muy verraco acabar con los violentos, cuando tienen no solo el beneplácito oficial, sino toda la información estratégica que la inteligencia militar recopila y, además, si hay una persona del más alto nivel ejecutivo que les filtra los planes militares para combatirlos.

Algunas veces los consejos de seguridad se utilizan como escenarios mediáticos donde las autoridades civiles buscan mostrar actividades sin sustento militar ni abordar a fondo los problemas estructurales. Me cuentan que, en otras localidades los gobernadores han resuelto entregarles a las disidencias de las Farc, de Iván Márquez, o de Mordisco el manejo de las secretarias de infraestructura y la contratación pública para “evitarse problemas”. Si se roban la plata, es más fácil echarle la culpa a la guerrilla y así cuadran sus cajas.

En muchos casos, han caído en prácticas simbólicas de apariencias sobre la acción. Tragedia sin límite.