
*Comunicador Social y Periodista
El árbol de Pivijay, que por incontables décadas custodia la esquina de la Carrera 19 con calle 17, hoy fue un obstáculo para un furgón cuyo conductor perdió la noción de altura o espacio y no alcanzó a evadir las robustas extremidades del corpulento árbol. Como brazos demoledores las intrincadas ramas destruyeron la parte superior del furgón transportador de alimentos. Los metales retorcidos dan evidencia del daño a este vehículo como en algunos otros camiones cuyas carpas han quedado rasgadas por las ramas que con sus sombras cobijan a transeúntes, moto taxis y a un vendedor estacionario que inspiró un eslogan curioso, “el único árbol de Pivijay que da los mejores jugos de naranja”.
Con su apoyo voluntario y utilizando moto sierras, los Bomberos talaron controladamente varias ramas para no cometer un crimen ambiental. La alcaldía Municipal analiza las medidas necesarias para evitar que este monumento natural siga afectando el tráfico y la integridad de muchas personas.
En un breve sondeo muchos ciudadanos afirman que este árbol ha sido testigo del diario devenir de nuestro municipio, ha oído confidencias políticas, chismes de andén y uno que otro pleito callejero. Es testigo mudo de piropos, de billetes extraviados y encontrados, fiestas patronales, carnavales, ruedas de cumbia, romerías, pernicias y otros sucesos desde los más triviales hasta los más trascendentales. Pero en fin, según los escuetos resultados del sondeo, la edad de este árbol se aproxima a los 90 años. Algunos señores mayores de 70 años afirman que siendo pelaos ya vieron el árbol de Pivijay al costado derecho del antiguo palacio Municipal donde hoy funciona un banco, el Concejo Municipal y algunas oficinas de la empresa privada.
Pero sobre Todas las cosas este árbol ha sido testigo del crecimiento de nuestro municipio. Bajo sus sombras estuvo instalado por muchos años el kiosko donde varias generaciones refrescaron sus esperas, donde los transportadores de pasajeros en las rutas del corregimiento de Sibarco, Chorrera y del municipio de Juan de Acosta, reposaban en sus turnos hasta la década de los ochentas cuando reubicaron esta estación por reordenamiento del espacio urbano.
Imponente y a veces taciturno se ha mantenido el árbol de Pivijay, sus ramas parecen reclamar espacio y no es que se oponga al progreso, pero de todas maneras este nativo seguirá por muchos años más después de haberse salvado de una tala discriminada, gracias a la controlada intervención de las autoridades y la clemencia ciudadana.