*Magister Gobierno y en Relaciones Internacionales
Dice la sabiduría popular que solo llegas a conocer verdaderamente con quien te casaste cuando te estás divorciando. Es entonces cuando se “sacan todos los trapos sucios”, y quienes algún día juraron amarse toda la vida, ahora se juran quitar hasta lo que no tienen. Al menos es así cuando son divorcios turbulentos, dignos de telenovela. Divorcios como el de la Unión Europea y el Reino Unido.
Pero para entender esto, mas allá de buscar culpables, es importante conocer las razones que motivan la separación, especialmente por qué uno de los cónyuges (Reino Unido) se cansó del otro (Unión Europea), si cuando contrajeron nupcias todo parecía haber quedado claro.
Pues bien, imagínese que el Reino Unido fuese una persona. Antes de casarse, Reino Unido era algo así como un soltero codiciado, como una estrella de Rock (o de Reggaetón para traerlo a la realidad latina). Millones van, millones vienen, influencia en todas partes, seguidores por doquier. Sin embargo, intempestivamente en el barrio de los ricos estalló una gran crisis y la gente enloqueció. Ya nadie quería oír Rock sino que todos querían pelear. Y un hombrecillo llamado Hitler colocó al mundo de cabeza.
Afortunadamente luego de un tiempo la gente retomó la cordura y paró, pero las consecuencias, como es lógico, perdurarían en aquel barrio. Y para nuestra estrella de Rock fueron evidentes: aunque todos recordaban al gran Reino Unido, ya sus canciones no sonaban tanto, y sus millones disminuyeron. Y no fue solo para él, sino que también otros acaudalados cayeron en desgracia: Francia, Italia, Alemania, y en general todos los directamente implicados (excepto Estados Unidos, pero esa es otra historia).
Es por ese entonces que empieza a surgir una idea, un poco descabellada al principio pero que parecía ser la única salida a la situación que había dejado aquella locura. Esta era hacer un matrimonio poligámico, en donde aquellas viejas glorias que empezaron a pelearse entre sí, se unirían, compartirían todo y serían, como dice el sacerdote en el casamiento: un solo cuerpo y un solo espíritu. En teoría, si usted es “uno con alguien” es más difícil que le vuelva a amenazar de muerte, por lo menos idealmente. Por lo que Reino Unido entró en la onda del momento y dio el sí. La poligamia entraría a llamarse Unión Europea.
Pasaron los años y las cosas fluyeron. Aunque la convivencia entre muchos puede ser difícil, el experimento no tenía mayores inconvenientes y el dinero no faltó, no había grandes discusiones en casa, y era impensable la violencia doméstica: aquella gran pelea era algo del pasado. Nuestra estrella de Rock vivía tranquila con sus esposos y esposas, con diferencias normales, hasta que… llegó el 2008. Y el dinero empezó a escasear. La crisis económica llega a Europa, el desempleo se dispara y las pequeñas peleas, como dejar el calzoncillo en el baño, ahora se vuelve una guerra campal. Y cuando son tantos, los que menos aportan o los mas flojos, estorban más.
Es entonces que el Reino Unido, consiente de que había vuelto a recuperar su gloria, decide empezar un proceso de divorcio. ¡Tremendo escándalo!. Las cosas estaban difíciles pero, ¿realmente era para tanto?. No obstante, ya parecía ser irreversible, y es el primero que abandonará esta poligamia, que mal o bien erradicó la guerra de Europa y que permitió a países disimiles ir de la mano. Una unión económica y de una naturaleza humanista que no tiene símil en la historia reciente.
Pero bueno. Ya la decisión está tomada. Y la discusión ahora es cómo los cónyuges van a llegar a un acuerdo. Pues después de haber vivido tantos años se comparten muchas cosas, y nadie va a querer ceder.