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Un nuevo modelo productivo. Por: Indalecio Dangond*

Se terminó el periodo de esta legislatura, sin que ninguno de los partidos políticos, tramitara un solo proyecto de ley, que fomentara la inversión en el campo para producir más alimentos y materias primas, en las mismas condiciones que lo hacen los países desarrollados con sus productores del campo.

La inmensa mayoría de las normas que regulan actualmente al sector agropecuario del país, fueron creadas hace 20 años, cuando las condiciones sociales, económicas y políticas del país, eran totalmente diferentes a las actuales. Los esquemas tradicionales funcionaban bien cuando el negocio era simple: unos pocos productos, unos clientes estables en un área limitada y una situación competitiva conocida y prácticamente invariable. Con los 16 Tratados de Libre Comercio suscritos en los últimos años, las cosas han cambiado. Hoy estamos viendo que, en las principales ciudades capitales del país, actúan otros competidores con mejores productos, empaques y esquemas de comercialización, que hasta hace poco ni siquiera habíamos pensado.

La internacionalización de la economía es un proceso progresivo que impacta todos los negocios, cualquiera que sea el sector al que pertenezcan. Como consecuencia de este fenómeno, vemos que cada día aparecen en Colombia, empresas de gran tamaño y se hacen disponibles tanto fuentes de oportunidad como competencias. Ahí está el caso de Jerónimo Martins con la cadena de tiendas Ara. Mientras la demanda mundial de alimentos siga creciendo y ofreciendo un sinnúmero de oportunidades, la competencia se endurece, por la sola razón de que, ahora, tenemos que competir con empresas de todo el mundo y con el mercado como único definidor del nivel de bondad de las cosas que hacemos. La liberación de sectores y mercados, como posicionamiento político, no hace, sino introducir más competencia, ampliando a la vez las opciones de elección de clientes y consumidores.

Las cosas han cambiado y por no tener una legislación que facilite a los empresarios del campo ampliar rápidamente su capacidad de innovación empresarial -factor clave para la competitividad de las empresas-, nuestro país se ha convertido en un gran importador de alimentos. Es una vergüenza que Colombia, haya aumentado las importaciones de alimentos en un 55% en los últimos cuatro años, teniendo las mejores tierras, la mejor gente para trabajar la tierra y la mejor esquina de Latinoamérica, lo cual nos pone en ventaja comparativa con los demás países de la región.

La economía que hoy nos rige, la economía a la que hacemos frente, tiene tres elementos claves: La información, la formación y la cooperación. Y esos tres elementos se traducen en conocimientos que, adaptado a la producción de nuevos bienes y servicios, da lugar a la innovación. Quienes más y mejor inviertan en este terreno, tienen mayores posibilidades de ocupar los mejores espacios en el ranking de los mercados mundiales.

Ya es hora de pensar en un nuevo modelo productivo agropecuario con visión empresarial y de administración del riesgo, que conlleve a la innovación, al liderazgo rural y al buen manejo de los recursos naturales. Una política integral agrícola acordada con el sector empresarial que ayude a contrarrestar y eliminar las causas de las ineficiencias de los agros negocios.

*Consultor en crédito de fomento agroindustrial.

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