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Socialismo, Comunismo y Socialismo del Siglo XXI. Por: Daniel José González Bolívar

*Magister en Relaciones Internacionales

24-de-enero-1Con la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética durante la última década del siglo pasado, para la comunidad académica se da por terminada la lucha ideológica, política, militar y económica que desde 1948 marcó gran parte de la agenda internacional: la Guerra Fría.

Dicha confrontación, a grandes rasgos, consistió en la pugna entre los dos modelos económicos y políticos que resultaron vencedores después de la Segunda Guerra Mundial. Por un lado, el modelo capitalista, cuyas banderas las enarbolaba Estados Unidos, arrastrando consigo al mundo “occidental”, y el Socialismo, liderado por la Unión Soviética.

Así las cosas, luego de ires y venires, en los que hubo episodios en que uno u otro llevaba la delantera; como cuando los soviéticos fueron los primeros en enviar a un hombre al espacio (Yuri Gargarin), o los americanos llevaron a la especie humana a la Luna, finalmente se impuso el modelo del que gozamos la mayoría de países del mundo hoy en día: el Capitalismo, la Economía de Mercado.

Sin embargo, ¿son el Comunismo y el Socialismo lo mismo?. Pues bien, apegándonos a la teoría postulada por Marx, no son lo mismo. Para Marx, el modelo de lucha de clases, en el que los burgueses o los dueños de los medios de producción oprimen y se lucran de manera excesiva del trabajo de los obreros es insostenible, por lo que por medio de una revolución violenta, los obreros debían hacerse con el poder e instaurar la dictadura del proletariado, en donde los medios de producción son administrados por los obreros y el Estado es el garante en buena parte de ello, rigiendo la propiedad privada y asegurando la desaparición de las clases. Hasta allí es Socialismo.columna

Ahora bien, luego de esto, dado que las personas serían capaces de autorregularse, y no habiendo propiedad privada que es la fuente de la acumulación y por ende de la opresión, lo que hace imposible una clase dominante y una oprimida, el Estado se volvería innecesario, a tal punto de que puede ser suprimido. Luego entonces, ya estaríamos viviendo en Comunismo.

A mi juicio, el uso indistinto de Socialismo y Comunismo como si fueran lo mismo puede deberse a que la palabra Comunismo, que era a lo que los defensores del sistema pretendían llegar en los regímenes denominados socialistas, adquirió un fuerte tono despectivo durante la Guerra Fría, principalmente por la retórica empleada por los estadounidenses, por lo que todas las ideas con tintes sociales o que estuviesen alineados con las corrientes socialistas eran llamadas comunistas.

Ahora bien, el Socialismo y sus ideas por si mismas no tendrían porque ser estigmatizadas. Si bien Marx planteó lo que expuse anteriormente, bastante radical, esta corriente ha evolucionado a lo largo de los años, incorporando nuevas ideas e incluso, muchos países de Europa Occidental tienen o han tenido gobiernos socialistas, entendiendo esto como aquellos que reivindican los derechos de los trabajadores y una mayor equidad social, sin ningún ejercicio de la violencia.

Sin embargo, lo que puede ser censurable son los muchos gobiernos que se han instaurado bajo el modelo socialista, y que lejos de buscar una equidad social se quedaron en la dictadura, lo que ha propiciado que dicho modelo sea sinónimo de tiranía en el imaginario colectivo. La generación de miedo, la censura, el caos, y la figura de un líder todopoderoso, que todo lo ve y todo lo oye y determina quien vive y quien muere fue el sistema aplicado por los gobiernos de Stalin en la Unión Soviética, por Mao, en China, por Kim Il Sung y sus descendientes en Corea del Norte, y por Maduro y Chávez en Venezuela.

En este orden de ideas, varios de los regímenes que se reconocen como socialistas han llegado al poder por medio de una lucha violenta, y traen consigo la carga emocional que implica derrocar a una clase, a la que ellos denominan opresora. A un antiguo régimen que explotaba, que robaba y que era aliado de los intereses de potencias extranjeras, según defienden. Por ende (y de hecho eso pasó en Venezuela), estos regímenes mesiánicos gozan de un gran apoyo popular al principio, y lo primero que hacen es dar un revolcón a la posesión de la propiedad, por medio de expropiaciones, para darlo al pueblo. Porque todo es del pueblo.

Llegados a este punto, cabe decir que es entonces cuando el pueblo adquiere una connotación difusa: todo se hace en nombre del pueblo, y cualquier barbaridad se justifica por el pueblo. Pero, ¿quién o qué es el pueblo?. Pues éste es quien el dictador decide que sea. Incluso puede ser el mismo tirano. Y es así como se coactan las instituciones, se rompe con la democracia, y por mas que se luche en contra de este régimen, que controla las armas y el poder, él se enquista y demora varias décadas. Así lo demostró la historia en la Unión Soviética o Cuba. Dado que todo fue estudiado minuciosamente y el plan fue milimétricamente diseñado. Ese es el Socialismo del Siglo XXI.

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