Barranquilla, 11 de febrero de 2019.- El Fiscal General de la Nación Nestor Humberto Martínez con el acompañamiento del comandante de la Policía Nacional general Óscar Atehortúa, en declaraciones en rueda de prensa la mañana de este lunes afirmó que tienen pruebas que incriminan y comprometen a Wilson Arévalo Hernández, alias Chaco, en el atentado cometido ontra la Escuela de Cadetes de la Policía, General Santander el pasado 17 de enero que dejó hasta el momento 22 jóvenes asesinados y más de 60 personas heridas.
Por lo anterior el Fiscal Néstor Humberto Martínez señaló que Wilson Arévalo Hernández, alias Chaco, le mintió a las autoridades en principio negando su vinculo con José Aldemar Rojas Rodríguez el sujeto que introdujo el vehículo a la la Escuela de Cadetes, por lo que alias Chaco, presunto integrante del Ejército de Liberación Nacional se enfrenta a una nueva imputación de cargos por el atentado donde perecieron 22 estudiantes de la Policía.
El geenral Atehortúa afirmó que tiene pruebas que Wilson Arévalo Hernández, alias Chaco, habría conducido desde Arauca hasta Bogotá el carro que fue cargado con explosivos. Videos de peajes donde por causa del blindaje del vehículo le tocó dar la cara, además de la ruta de todo su reccorido de venida de Arauca hacía Bogotá, como también la compra del tiquete de regreso en bus interdepartamental hacía Saravena, Arauca.
Desde la mañana de este lunes en Bogotá se cumple en un juzgado de Paloquemao y ante un juez de garantías, en sesión privada por la complejidad del hecho, la audiencia de imputación de cargos contra Wilson Arévalo Hernández, alias Chaco, por su presunta participación en atentado. Donde deberá responder por los delitos terrorismo agravado, homicidio agravado, tentativa de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado
Fiscalía y Policía demostraron que alias Chaco mintió. Había señalado que, desde que vendió vehículo a José Aldemar Rojas, no tuvo más conocimiento del carro ni del comprador. Se constató que él habría sido el sujeto quien llevó el campero Nissan hasta la bodega en Bogotá, donde fue cargado con explosivos.