Hay que ser claros, no ganó el mejor en Bogotá. Ganó el menos malo. Carlos Fernando Galán no es ningún estadista, ni el modelo de moralidad política local o nacional. Tampoco es un líder transformador, pues ha sido una especie de parásito, a la sombra del nombre y la tragedia del papá
Y como no había candidatos con claridad de manejo de estado, el desespero de la ciudadanía, optó por votar por él, como cuándo 12 millones de colombianos votaron por el lunático bumangués, para que no ganara Petro, en esta ocasión votaron contra el estilo grotesco, irreverente y netamente comunista de Petro
Quizás las razones para la victoria de Galán se deban a una conjunción de los siguientes factores:
Tema que además ideologizo con la peligrosa intromisión de los chinos promotores de la podredumbre en contratación pública en los países donde meten la nariz.
A partir de ese hecho, los colombianos presentimos que Iván Mordisco manda más que Petro y que si ganará bolívar en Bogotá, sería el espaldarazo para entregar el país a los terroristas, que ya tienen uno en la presidencia y varios en el congreso
Prueba de ella es que casi un millón y medio de electores, sin ser galanistas, ni tener credibilidad total en el populismo de Carlos Fernando Galán, le apostaron a toda costa porque no fuera Bolívar ni tampoco el desfasado Oviedo.
Y de remate muchos de los engatusados que en 2022 votaron por Petro en Bogotá, está vez le voltearon la espalda al populismo, la corrupción y la polarización.
Mucho menos votarían por Robledo, fiel reflejo de la eterna corruptela de la izquierda, que lo único que sabe hacer es denigrar y destruir. Le falló la maquinaria al camarada Robledo, que resentido porque Petro no le dio el ministerio de Minas.
Con la victoria de Galán, ganan Cesar Gaviria y su cohorte de corruptos, que ansiosos de regresar al palacio de Nariño en el 2026, no escatimaran esfuerzos para buscar empatías con Petro.
Pero lo más obvio es que los comunistas encabezados por Petro, se propondrán a hacerle ingobernable el periodo a Galán.
La razón es sencilla. Galán no es estadista, ni tiene proyecto de largo aliento, en lo cual está recíprocamente correspondido por Petro, que solo busca eternizarse y hacer una constituyente
En síntesis, las esperanzas de transformación son pocas para Bogotá. Ganó el menos malo, porque no había opciones.
Galán tiene el reto de finalizar las interminadas obras de la corruptela que le hereda Claudia López, combatir la inseguridad y dejar el populismo que es su único fortín visible por ahora.
Perdió Petro, pero conociendo su mala calaña, es de esperarse que Galán no.la tendrá fácil.
Cordialmente,
Luis Alberto Villamarin Pulido