
Mañana 18 de junio, el Departamento de Córdoba celebra con orgullo sus 73 años de vida administrativa, una fecha que no solo marca el nacimiento de una entidad territorial, sino el reconocimiento de una identidad forjada a pulso por su gente, moldeada por la belleza natural de sus tierras y guiada por la fuerza tranquila de sus ríos: el Sinú y el San Jorge.
Fundado en 1952, Córdoba ha sido desde entonces sinónimo de pujanza, resiliencia y cultura. Tierra de gaitas, sombreros vueltiaos y sabanas que vibran al ritmo del porro, este departamento ha sabido defender su esencia mientras avanza hacia el futuro con paso firme.
Su capital, Montería, ha emergido como un ejemplo de desarrollo urbano sostenible, donde la naturaleza y el progreso conviven en armonía, especialmente a lo largo del emblemático paseo del río Sinú, verdadero corazón verde de la ciudad.
Los cordobeses, hombres y mujeres de temple y trabajo, han sido los artífices del crecimiento de esta tierra fértil. Agricultores, ganaderos, pescadores, artesanos, maestros y jóvenes emprendedores han contribuido con su esfuerzo diario a consolidar un territorio con identidad propia y gran potencial económico y turístico. Su cultura es rica y diversa, alimentada por una herencia indígena, afrodescendiente y mestiza que se manifiesta en sus tradiciones orales, su gastronomía y su música.
El Sinú y el San Jorge, dos venas fluviales que atraviesan el departamento, no solo riegan sus campos, también nutren el alma de su gente. Son fuente de vida, sustento de comunidades enteras y símbolo de una geografía bendecida. En sus riberas crecen los sueños de quienes ven en el agua una esperanza renovada, una promesa de continuidad y abundancia.
A lo largo de sus municipios (desde Cereté hasta Sahagún, desde Lorica hasta Tierralta) se respira un aire cálido y una hospitalidad sincera que convierten a Córdoba en un lugar inolvidable. Sus playas, como las de San Bernardo del Viento y Moñitos, ofrecen paisajes de ensueño donde el mar Caribe se encuentra con la cultura sabanera en un abrazo que seduce tanto a turistas como a propios.
Córdoba ha sabido sobreponerse a las dificultades históricas con dignidad. Ha transformado el dolor en esperanza y la adversidad en oportunidades.
Hoy, al cumplir 73 años, el departamento se presenta como un ejemplo de transformación y arraigo. Es tierra fértil no solo en lo agrícola, sino en talentos humanos que brillan en las artes, la educación, el deporte y el liderazgo social.
Este aniversario es, pues, una oportunidad para rendir homenaje a su historia, para agradecer a sus gentes por mantener viva la llama de la cordobesidad, y para renovar el compromiso con un futuro aún más justo, próspero y lleno de vida.
¡Feliz cumpleaños, Córdoba! Que sigas creciendo con la fuerza de tus ríos y el alma de tu pueblo.