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Cuidado con la discursiva del miedo. Por: Ex Magistrada, María Patricia Ariza Velasco

Temas sobre la mujer me han inquietado de tiempo atrás, con el afán propio desde las visiones objetivas recogidas desde la disciplina del Derecho, alejada si de sectarismos o posiciones extremas que producen efectos negativos, más que la construcción de una sociedad más justa, donde no se produzcan exclusiones nocivas, como pretender enviar al ostracismo a quienes piensan diferente, obvio sobre la base de argumentos suficientemente serios.

Hoy, por esas hermosas coincidencias de la vida, leí sobre una mujer icono que ha pasado desapercibida en las páginas del feminismo. Se Trata de la médico, sufragista, esposa y madre Martha Hughes Cannon, y primera senadora estatal en los Estados Unidos, hace 125 años en el Estado de Utah. Su trabajo político no se distanció de su labor médica. Sencillamente un paradigma, porque asumió sin temor y con excelencia todos los roles posibles, en una época tan diferente a la actual. Fue la primera, entre las primeras.

Por lo anterior creí conveniente compartir uno de los cambios de óptica personal, logrado durante este tiempo de pandemia del COVID, que obligó a salvaguardarme más tiempo dentro de las paredes del hogar y por ello disponer más oportunidades para analizar tantos fenómenos de este país lleno de interrogantes, complejidades y cientos de preocupaciones concernientes a su futuro, donde se avizoran nubarrones que anuncian tempestades, mediando el ruido de las mentiras mediáticas, particularmente de las redes sociales. Por ello invertí horas en documentarme sobre la senadora María Fernanda Cabal, hoy precandidata para la presidencia de la República.

Descubrí entonces, algo diametralmente opuesto a lo que han vendido las redes sociales, desde las trincheras manipuladoras, algunas conocidas como “bodegas”, particularmente a través de los famosos memes, que son producto de descontextualizaciones en un porcentaje abrumador. Escuché entrevistas, he leído algunas de sus columnas, busqué sus intervenciones en las comisiones de las que ha hecho parte, tanto en la Cámara de Representantes, como en el Senado.  Finalmente comprendí porque se genera tanto terror frente a sus opiniones y porque intencionalmente es descontextualizada. Simple y llanamente se le tiene miedo, porque es politóloga, formada en historia y como tal advierte los errores cometidos en el pasado, no solo en nuestro país, también en los vecinos y otras latitudes, donde se aplica invirtiendo el orden semántico del dicho, “aquel que conoce la historia, no corre el riesgo de repetirla”. Porque además cada opinión la sustenta en hechos o circunstancias fáciles de comprobar, más no teorías.

A diferencia de otros precandidatos, puede exhibir hoja de vida  impecable con logros  de vida  y académicos reales, conocimiento de la realidad del país en términos constitucionales. El origen familiar fundamenta su autoridad al avocar temas económicos tales como la necesidad de los sectores productivos generadores de empleos y la importancia de la propiedad privada, esta última para aprender a cuidar y querer lo que se tiene. Ostenta la agudeza propia de los seres inteligentes que, le permite ser coherente desde siempre y por tanto salir al paso de preguntas absurdas de alguno que otro periodista, más atacada por estas cuando son mujeres y afirmaciones mentirosas alejadas de la verdadera y real formación de otros personajes, como por ejemplo aquel que pretendiendo conocer la historia, afirma verdaderas “burradas” al mejor estilo madurista, el mismo que cree que económicamente se resuelven los problemas, al mejor estilo del  juego de monopolio, es decir imprimiendo papelitos imitando billetes, pobres aquellos que osan creerle.

Algunos afanados, señalan que la senadora Cabal “no tiene experiencia para ser primera mandataria de la Nación. Hay que leer… Si miremos la historia republicana y recordemos a Alberto Lleras Camargo, sin mayor formación académica, pues abandonó los estudios de Derecho rápidamente, para dedicarse a la política y el periodismo empírico, que lo catapultó a conocer otros países e idiomas. El inolvidable Julios Cesar Turbay no por sus ejecutorias, sino por los chistes alrededor de sus conocimientos precarios, porque solo era “bachiller autodidacta”. Otros pasaron sin poco brillo por ministerios y no faltó quien se le regaló la oportunidad de ser Presidente de la República sobre una tumba y sin mayores ejecutorias hasta entonces. Iván Duque no fue ministro, políticamente solo medio su experiencia de tránsito corto por el Congreso. De otro lado, ser ministro no es garantía de seguridad y lealtad frente en un país que repunta en los niveles más altos internacionales de desigualdad de la mano lógica de la corrupción, sobre todo cuando ha mediado la mitomanía del pasado reciente.

María Fernanda Cabal, sin duda no tiene filtros y ha colocado puntos sobre las ies, lo cual demuestra su coherencia como impronta de su personalidad, generando reacciones en su contra, por los sectores enmascarados de nuestra sociedad, los cuales enarbolan las banderas de la justicia y la verdad, encontrándose en la práctica, diametralmente opuestos a ellas. Conoce ella, de los valores y principios constitucionales, constituyéndose en defensora de la institucionalidad y por ende de la Fuerza Pública desde su curul, reclamando correspondencia entre los beneficios que reciben de la Policía y Ejército otros congresistas.

Si las mujeres afrontáramos la responsabilidad política que tenemos, teniendo en cuenta en padrón electoral, no dudaría en que lograríamos tener la primera mujer presidente en el país y afirmar como lo hizo una vieja amiga ante la opción de María Fernanda Cabal: “Ojalá los colombianos nos atreviéramos a tener una mujer como Presidente, yo creo que el país lo requiere”. Así mismo teniendo en cuenta la reciente obra del neurocientífico  Melvin Konner  “Mujeres ante todo” y su entrevista en el diario El País de España, es hora de avocar el cambio de manos del poder político, de la supremacía masculina. El científico da cuenta de estudios desde la sociología, demostrativos que las mujeres en cargos de dirigencia ejecutiva pública, gobernaron con mayor transparencia, teniendo en cuenta los aportes de los subalternos. Finaliza con algo digno de ser grabado en las mentes y tallado en piedra: “Las mujeres serán mejores protectoras de la tierra y mejores guardianas de la humanidad”.

El destino político del país, no solo está en manos de las mujeres, también de los hombres, en esta hora en que se debe pensar con mayor seriedad en el futuro, dejando de lado las pasiones avivadas desde la ignorancia. Cuidado con la discursiva del miedo.

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