Recuerdo la primera reflexión que escribí, en ella expuse dos ideas básicas:
Desde hace más de 8 años, he visto cómo hemos transitado desde Santos, Duque y Petro. Este último ha utilizado el vocablo que define al “Campesino”, de forma errática e inconducente, no existe hoy definición legal, sin embargo, se produjeron los Actos Legislativos 1 y 3 del 2023, que reconocen al campesino como sujeto de especial protección por el Estado y crea la Jurisdicción Agraria, ambos soportados en la “Asimetría” preferente, la cual pone en abierta desventaja a los demás sujetos rurales.
Hoy, el revisar aquellas reflexiones en lo atinente a la tenencia de la tierra como bandera de solución a la problemática rural, está vigente. La historia, enseña que el gran fracaso de las intentonas de Reforma Agraria en Colombia, han fracasado en razón que, la tierra debe entregarse a quien la va a hacer productiva con los elementos básicos de integralidad o infraestructura productiva básica.
Agropecuario se escribe con “A” de agua. Sin agua (Riegos y Drenajes), cualquier emprendimiento productivo está llamado al fracaso, más en esta franja ecuatorial, dado el Cambio Climático (En el que poco y, ninguna participación tenemos como Nación), han desaparecido en la práctica, los periodos estacionales de invierno y verano, para ser reemplazados por larguísimos Fenómenos del Niño y Niña.
Igualmente podemos pregonar de la falta de vías de acceso a unidades productivas rurales, para llevar los insumos necesarios que garanticen productividad de la tierra y, la colocación de frutos en mercados en calidades, condiciones y tiempos.
Es obligatorio generar espacios de acceso al crédito por todos quienes emprendan el noble propósito de la producción agropecuaria, garantía de la Seguridad Alimentaria de la Nación, así como la retoma de programas que, inexplicablemente el Gobierno del Cambio engavetó, Agricultura por Contrato, iniciativa del gobierno Duque, que enlazo más de 350.000., Empresarios del Campo con grandes superficies y, compradores que demandaban de manera anticipada los frutos a ser producidos. Generándose sinergias dinámicas de acceso y garantía del crédito de manera anticipada.
Sin estos básicos de infraestructura ayer, hoy y mañana cualquier buena intención de Reforma Agraria fracasará, con ello la población rural que emprende en el campo, jamás logrará salir de la pobreza. seguirán siendo campesinos de hacha y machete, esperanzados que aparezca el Estado, único que podría generar la construcción de la infraestructura productiva básica. De esto poco y nada se ve en ejecución, toda gira en repartir tierras instrumentada con fines de populismo político.
De Campesino a Empresario del Campo, es un tema que se debe abordar una vez se garantice los básicos que se anotan, de no ser así; enfatizo, cualquier iniciativa estará necesariamente llamada al fracaso.
La tierra, si bien es elemento de la empresa productiva, aunque básica, de nada sirve a quien se le entrega sin integralidad, por las razones expuestas. Es más, en el corto plazo se convierte en una carga insostenible al Empresario del Campo “favorecido”, con la entrega en propiedad o tenencia, le genera cargas y obligaciones fiscales desde Impuesto Predial, Renta y Complementarios, que, ante la improductividad de la tierra, estará llamado a deshacerse de ella, como siempre ha sucedido. La tierra pelada es la condena al “campesino” a seguir alimentándose de gallo blanco: Arroz, yuca, ñame y, suero salao.
Hoy más que nunca recuerdo a Gustavo Petro, pregonando públicamente que la sociedad debe permanecer pobre, ya que al dejar de ser pobres dejan de seguirle y, con ello pierde el favor del voto. Por eso es que Petro nos quiere así, pobres y esperanzados en que el Estado nos aporte la infraestructura para lograr ser productivos en el campo. El problema de la tierra no es su tenencia, es hacerla productiva.
@lacoutu