

Barranquilla, 7 de enero de 2018.- La senadora Sofía Gaviria Correa de visita en Urabá este sábado afirmó que si se hubieran escuchado los justos reclamos de la comunidad, se habría evitado el drama que colapsó este viernes. Con ello se unió a los reclamos de la ciudadanía.
Gaviria Correa, recordó que su papá en calidad de ingeniero en los años sesenta fue quien abrió la Carretera al Mar, la única construcción de índole nacional que se ha hecho en inversión en esa región, según expresó.
Recordó que el Puerto lo están haciendo los empresarios, y la infraestructura importante se ha pagado con iniciativa empresarial. Reiteró que la región está esperando que el gobierno nacional invierta con equidad, que tenga en cuenta los millones de impuestos que pagan en esa región y que no son reinvertidos en esa zona. Por lo anterior reclamó que Urabá tiene derecho a recibir lo que produce.
Añadió que Urabá tiene el derecho a tener una carretera digna que conecte a Urabá con el Mar, y no solo a Urabá sino a todo el resto del país, especialmente Bogotá.
Respecto de los disturbios presentados afirmó que encontró destrozos, vidrios rotos, puertas rotas y carros quemados, además de alcaldes que tuvieron que huir, por lo que afirmó que evidentemente hubo fuerzas oscuras en medio de la turba enfurecida que manipuló a un sector. Hizo un llamado a invertir en el factor humano con oportunidades de recreación y estudio, para impedir que quienes no tengan una vida digna sean manipulados por los violentos.
Recordó que la historia de esa región está muy conectada con su familia, en la que su padre como gran pionero del desarrollo industrial de esa zona, creó la primera comercializadora, UNIBAN, ciento por ciento colombiana, al igual que señaló que se ha continuado con ese legado contribuyendo al desarrollo de Urabá.
Afirmó finalmente la parlamentaria que continuará luchando por los derechos de la población. Recordó que hace 4 años, expresó que se pensara en formulas más creativas que llenar de peajes el área metropolitana de Urabá. Calificó como un irrespeto y actitud centralista contra la región en la que no son los empresarios los que sufren con una zona llena de peajes, sino directamente a los trabajadores que se movilizan por la vía, no obstante que la carretera se tiene que hacer.