
En el departamento de Sucre, la seguridad sigue siendo uno de los temas que más preocupan a la ciudadanía en lo que va corrido del año 2025. A pesar de los esfuerzos visibles por parte del gobierno nacional y departamental, la percepción de inseguridad persiste en municipios como Sincelejo, San Onofre, Corozal y algunos corregimientos rurales del Golfo de Morrosquillo, donde la población exige presencia y acción permanente de las autoridades. No obstante, hay que reconocer que la Fuerza Pública, en todas sus expresiones, ha dado muestras claras de compromiso con la región. El esfuerzo diario de soldados, infantes de marina y policías no puede ser ignorado ni minimizado.
El Batallón de Infantería de Marina No. 14, adscrito a la Primera Brigada de Infantería de Marina, ha redoblado sus patrullajes fluviales y terrestres, desplegando operativos conjuntos con la Policía Nacional en zonas con presencia de microtráfico y redes de extorsión. Las intervenciones en los Montes de María y áreas de difícil acceso han permitido capturas importantes y la neutralización de estructuras que afectan la seguridad rural. El trabajo del Gaula Militar Armada y la Seccional de Investigación Criminal de la Policía (SIJÍN) ha sido determinante para desarticular redes extorsivas, muchas de las cuales operaban desde centros penitenciarios o a través de plataformas digitales. Estos resultados no serían posibles sin la coordinación interinstitucional y el apoyo logístico que el Estado ha venido fortaleciendo, aunque aún con limitaciones.
A pesar de estas acciones, la ciudadanía exige más. Porque es una realidad innegable que la sensación de inseguridad no ha desaparecido del todo. Casos de hurtos, amenazas a líderes comunales, presencia intermitente de grupos armados en zonas rurales y la reaparición de prácticas como la “vacuna” en actividades comerciales y en el sector ganadero generan temor. La comunidad respalda a su Fuerza Pública, pero también le exige más firmeza, más inteligencia operativa y mejores y mayores estrategias de largo plazo. La seguridad no puede ser solo reactiva; debe ser anticipatoria, cercana y con enfoque territorial.
Es importante destacar también el esfuerzo de la Gobernación de Sucre, que ha realizado inversiones significativas en equipamiento policial y militar, y ha promovido mesas de seguridad ciudadana en varios municipios. Sin embargo, los desafíos superan lo presupuestal. Se requiere una voluntad política sostenida y una articulación permanente con la comunidad para romper las cadenas del miedo. Porque una población que no se siente segura, difícilmente podrá desarrollarse con normalidad.
La seguridad en Sucre no puede entenderse como una tarea exclusiva de la Fuerza Pública, esto es una construcción colectiva, donde el ciudadano, las autoridades locales, los gremios y las organizaciones comunitarias deben jugar un papel activo. Solo así podrá consolidarse una región libre del miedo y con la confianza suficiente para crecer. La Fuerza Pública ha demostrado estar a la altura, pero no puede bajar la guardia. Sucre la necesita vigilante, comprometida y cada vez más conectada con la realidad del territorio. La comunidad la apoya, pero también la observa. Esa es la esencia de una seguridad democrática: firme, justa y cercana. Es propicia la ocasión para resaltar la gran labor que viene desarrollando el señor Teniente Coronel Yerly Alexander Carreño Landazábal, Comandante del Batallón de Infantería de Marina No 14 de la Primera Brigada IM de Corozal, quien ha ejercido un excelente control en el área rural en las áreas de responsabilidad en su jurisdicción en los Departamentos de Sucre, Córdoba y Bolívar.