Por estos días ha generado polémica los cambios que se vienen dando en este medio de comunicación y que empezaron algo así hace como un año con la llegada de los nuevos inversionistas al grupo editorial. Plantean una transformación con un mayor enfoque en los temas digitales pero adicionalmente algunos cambios en varios de sus principales columnistas y periodistas; trajeron a Vicky Dávila (hoy directora general) y a Salud Hernández quienes en pocos meses, a través de un verdadero ejercicio periodístico (como debe ser), expusieron a la opinión pública dos importantes temas de actualidad: Por un lado, el proceso contra el ex presidente Álvaro Uribe; Vicky Dávila tuvo la valentía de publicar la totalidad del expediente de la CSJ con lo cual la opinión pública conoció de primera mano, sin filtros, la realidad del caso y el entramado judicial que armaron entre Don Ivan, los mafistrados de la Corte y, por supuesto, algunos “periodistas” que recibían información convenientemente filtrada y escribían columnas e informe sesgados en contra del expresidente Uribe.
Por otro lado, la periodista Salud Hernández, en una acuciosa investigación llegó hasta la finca del mal llamado testigo estrella en el proceso de la Corte contra Uribe, Juan Guillermo Monsalve, generando grandes inquietudes sobre la manera en que su familia adquirió este predio justo en la época en la cual se convertía en el testigo protegido de Don Iván, recibiendo además beneficios económicos de una fundación financiada por su protector; predio que finalmente la Fiscalía allanó con fines de extinción de dominio ante las inconsistencias en la manera en que fue adquirida.
Hablando de la revista, debo recordar que hace más de 30 años (en mis épocas de pregrado cuando estudiaba de noche y trabaja de día) tuve la fortuna de adquirir su suscripción; cada 8 días la leía casi en su totalidad, disfrutaba mucho las secciones “política”, “economía”, “actualidad”, con las cuales desarrollé la capacidad de análisis para entender muchas de las cosas que sucedían en el país a la par con mi formación profesional. Lastimosamente, no fui tan dedicado a las secciones deportes y cultura, hoy son temas sobre los cuales poco opino. Sin duda, este medio de comunicación por años se convirtió en un referente periodístico a nivel nacional e internacional, el más leído por muchos empresarios y personas interesadas en el devenir político y económico del país.
Todo iba muy bien hasta que a la dirección de la revista llegó Alejandro Santos Rubino, sobrino del tristemente célebre presidente de Colombia Juan Manuel Santos, quien puso la revista al servicio del desgobierno de su tío, ocultando los desaciertos y aumentando sus logros; además, enfilando baterías en contra de sus enemigos y en especial del expresidente Uribe. Fue fundamental en la reelección de Santos al prestarse para el montaje del famoso hacker Sepúlveda que en segunda vuelta de 2014 costó la presidencia del Óscar Iván Zuluaga. En este tenebroso episodio cumplió a cabalidad su papel para afectar al contendor de Santos a la presidencia. Como pago, la revista fue un importante contratista del Estado, recibía miles de millones por capacitaciones, pautas e incluso por el arrendamiento de su sede; paralelamente perdía suscriptores cansados de su parcialidad.
Simultáneamente, las páginas de la revista se convirtieron en un importante mecanismo para desacreditar a la Fuerza Pública y en especial al Ejército colombiano. Fueron varios las columnas generando suspicacias en contra de miembros de la cúpula militar (mientras ocultaron escándalos donde estaban involucrados generales amigos de Santos) generando un enorme daño a su imagen. Imperdonable la portada acusando al Ejército de ser responsable de una masacre en Dabeiba haciendo eco a un montaje de la JEP. Hoy, Salud Hernández pública su columna sobre este tema y desenmascara el actuar de la JEP. Espero que la revista tenga el pundonor de reconocer, también en portada, su equivocación y pedir disculpas al Ejército y al país. Si lo hace creeré realmente en la voluntad de cambio de la revista y en su deseo a ser nuevamente referente de verdadero periodismo.
Espero que su nueva era la devuelva a sus orígenes de ser un medio informativo veraz, objetivo y sin el marcado sesgo político pro izquierda que adquirió y qué tanto daño hizo a la al país y a la revista; por ello hace varios años cancelé mi suscripción después de disfrutarla por más de 15 años, aun no siento la confianza para tenerla, esperaré.
EL COLMO 1: Los amigos del narcoterrorista Santrich tratan de justificar lo injustificable, hablan de que ese bandido fue “engañado” y obligado a negociar las 10 toneladas de cocaína por las que fue capturado, cinismo nivel Santos. NO HAY DERECHO.
EL COLMO 2: Parece que la comunidad internacional se está dando cuenta que lo de Juan M Santos (Nobelbrecht) y su paz solo fue un negocio para pensionar a los jefes narcoterroristas FARC, lavarles su imagen, su fortuna, además garantizarles impunidad total y fuera de eso premiar sus crímenes con curules y millonarios privilegios incluida su costosa seguridad personal. NO HAY DERECHO.