COLUMNISTAS

El presidente Gustavo Petro ha convocado a la ciudadanía de Barranquilla y el Atlántico a una nueva jornada de movilización este 19 de mayo. Lo que él presenta como una manifestación popular, no es más que otra jugada política cargada de manipulación emocional. Una puesta en escena diseñada para satisfacer sus caprichos, mientras utiliza al pueblo como simples peones, como mascotas entrenadas para aplaudir su agenda personal, sin importarles las consecuencias.

¿Y el magisterio?
Profesores de Colombia, ¿van a seguir respaldando al gobierno que les ha deteriorado el sistema de salud en un 80%? Ustedes, que fueron formados gracias a la libertad, a la democracia y al esfuerzo del pueblo colombiano, no le deben su formación a un presidente que ha demostrado desprecio por sus semejantes y por las instituciones. No olviden que fue el pueblo trabajador, a través del pago de sus impuestos, quien permitió que ustedes se educaran, tuvieran un empleo y hoy puedan sostener a sus familias. ¿Qué ocurrirá el día en que esa economía colapse y no haya con qué pagar sus salarios?

¿Y el comercio y los taxistas?
¿Van a marchar junto a quien duplicó el precio de la gasolina? ¿Apoyarán al gobierno que acabó con la estabilidad económica del país, obligando a miles de negocios a cerrar? El transporte y el comercio han sido golpeados como nunca antes, y hoy sus herramientas de trabajo se han vuelto insostenibles. ¿Creen ustedes que sin clientes podrán sobrevivir sus oficios?

¿Y los estudiantes?
Jóvenes de Colombia, no apoyen a quien les cerró la puerta de la educación. Este gobierno eliminó el subsidio del ICETEX, el único medio de acceso a la universidad para más del 95% de ustedes. ¿Dónde están hoy las promesas de igualdad y oportunidad? Un gobierno que bloquea el acceso al conocimiento no es amigo de la juventud, es su peor enemigo.

Barranquilla y el Atlántico no necesitan a un resentido social
Nuestra región ha sido motor de desarrollo local, nacional e internacional. No puede prestarse al juego de un presidente que nos quitó los Juegos Panamericanos, sepultó el proyecto de la Fórmula 1, no ha pagado las deudas a las EPS y ha sido incapaz de resolver problemas tan básicos como el servicio de energía. Un mandatario que desprecia lo esencial no busca el bienestar de los ciudadanos, solo la imposición de su ego.

Petro está tendiendo una trampa: busca confrontar al pueblo con el pueblo, enfrentar a los colombianos entre sí. Pero Barranquilla y el Atlántico no caen en provocaciones. Aquí nos sobra gente trabajadora, honesta y comprometida con la paz y el desarrollo. No necesitamos discursos incendiarios ni liderazgos motivados por el resentimiento.

Presidente Petro, no subestime la inteligencia del pueblo. Su brutalidad, su ignorancia y su soberbia no van a desviarnos del camino de la tranquilidad y el progreso que esta región ha venido construyendo con esfuerzo y dignidad.