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Parapeto. – La oposición atrapada entre mezquindades y el anti uribismo. Por: Julio Bahamon

Mientras el país enfrenta una deriva institucional, económica y de seguridad sin precedentes bajo actual gobierno de Gustavo Petro, sectores de la oposición continúan atrapados en mezquindades, cálculos personales y un antiuribismo visceral que les impide ver el bosque.

El periodista de la FM don Julio Sánchez ha leído en su comentario habitual una carta que le hizo llegar el Dr Sebastián Sanint, en la que afirma que los partidos de la oposición juegan a la oposición mientras consiguen contratos, lo cierto, lo dice el remitente, es que este país nunca ha conocido la normalidad, solo una larga continuidad de desigualdad y cinismo, la discusión política se ha reducido a un solo nombre, Petro o anti Petro, todo lo demás es ruido: La oposición no tiene proyecto, no tiene norte, no tiene relato pero eso sí, tiene mucha rabia y algo de disciplina en el caso del Uribismo, pero están solos. Los partidos tradicionales se venden al mejor postor, semana tras semana, juegan a la oposición mientras negocian contratos. Gente que no convence, porque no propone, no hay una sola idea potente del lado de la oposición, no hay un solo gesto que apunte al futuro, todo es reacción, nada huele a propio; mientras tanto Petro juega con ventaja, tiene al Estado, la chequera, los contratos, los cargos y también la posibilidad de incendiar al pais si se le da la gana” …

Esta carta me quedo sonando y me llevo a investigar mas las razones que les impiden a los partidos en la oposición para asumir posiciones de liderazgo, en estos momentos de incertidumbre nacional.

No le faltan motivos al Dr Sanínt para afirmar con tanto énfasis sobre la precaria actitud de las colectividades en oposición. La realidad es clara: sin una coalición amplia, coherente y con liderazgo firme, la continuidad del proyecto Petrista es una amenaza concreta. En esas condiciones, Petro no necesita mayoría, le bastaría una oposición dividida.

Si bien es verdad que haya debates internos sobre métodos, programas o candidaturas, es irresponsable que ese debate continúe centrado en vetar o marginar al único líder político que ha demostrado capacidad de convocatoria, firmeza frente al populismo y una estructura territorial solida: Álvaro Uribe Vélez. El error de muchos dirigentes de otros partidos, ya sea por calculo, otros por cobardía y no pocos por resentimiento ideológico, es que continúen viendo a Uribe como problema, cuando en realidad, puede ser parte decisiva en la solución.

La historia suele castigar con dureza a las oposiciones que desperdician su oportunidad de detener proyectos autoritarios. No ver la necesidad de unirnos es cerrar los ojos ante la posibilidad de que, en 2026 Colombia no solo pierda una elección, sino su democracia.

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