
Promotor del Partido Nuevo y Limpio
Esperé a que pasara la resaca de las elecciones para escribir esta columna.
La verdad, no quería contaminar algo tan sagrado con algo tan sucio.
Inicio con esta pregunta:
¿Para que sirvió la muerte de tantos soldados?
Su muerte sirvió para vencer en el campo de batalla a las narcoguerrillas y devolverle la seguridad a Colombia.
Ahora, la irresponsabilidad e indolencia de la “caterva de descastados” han permitido, por acción y omisión, que esas narcoguerrillas regresen y con ellas regrese la inseguridad, el crimen, la violencia y la muerte.
En otras palabras, la caterva ha logrando que el sacrificio último de esos héroes haya sido inútil.
Vuelven a campear las narcoguerrillas y volverán otras vez los soldados muertos.
Las recientes elecciones no fueron el entierro de la caterva.
Pero sí fueron el comienzo de ese entierro.
Líderes nuevos e independientes aparecieron en el firmamento político.
Todos ellos serán considerados para hacer parte del Gran Partido Nuevo y Limpio que los congregará para, al fin, asestarle el golpe de gracia a la caterva en el 2026.
En estas elecciones se mostró viva la pseudemocracia.
Muchos fueron elegidos por votos a cambio de coimas, puestos y contratos.
Lamentablemente, esos que salieron elegidos así, no son los mejores.
Son los mismos ineptos, corruptos, indolentes de siempre quienes van a estar más preocupados por recuperar su inversión con creces que en solucionar los problemas de sus “electores”.
Colombianos, no nos llamemos a error.
Estas elecciones son tan solo el inicio de la lucha.
Ahora viene la tarea de convocar a todos esos elegidos nuevos y limpios.
Ellos serán fundamentales en el proceso de ruptura política que nos permitirá devolverle la verdadera democracia a Colombia.
Ellos son la muestra de que sí se puede hacer elegir a los mejores, los más honestos, los más capaces y los más comprometidos.
En el 2026 replicaremos ese ejemplo por miles.
En ese momento, y tan solo en ese momento, cuando nuestra patria viva su segunda independencia, sabremos cuán útil y sublime fue el sacrificio de los soldados muertos.
Colombianos, no hay marcha atrás.
Atrás, está el abismo.
Una respuesta
Excelente, para reflexionar