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Ni justicia ni legítima defensa, asesinato de Hildebrando Rivera, fue venganza. Indígenas deben pagar por la justicia ordinaria. Por: Carrillo Navas

“Una Luz entre tanta oscuridad, ¿Quién la obtendrá? la justicia para salvar el mundo o la venganza para convertirlo en cenizas” LGCN

La madrugada del 25 de enero de 2022, comenzó en tragedia y terminó en tragedia, una persona asalariada conductor de un camión de la basura Hildebrando Rivera nunca pensó que por su culpa una bebé y una mujer de la comunidad embera morirían atropelladas, fue un accidente de esos que lastimosamente ocurren en este país a diario, no había licor, no había narcóticos, ¡sólo pasó!, pero a continuación los indígenas lo sacaron del vehículo, lo torturaron y asesinaron, sin darle el beneficio de la duda, o un derecho de defensa, o un juicio justo y la izquierda se llena la boca con el concepto que eso es justicia ancestral. ¡patrañas!, ¡demagogia!, ¡sofismas! para justificar asesinar a otros.

Mal precedente lo que señalan los defensores de los embera, a quienes pareciera que les reconocen la licencia para matar a todo aquel que no sea afro, mestizo, blanco, asiático, regresando a la ley del talión del ojo por ojo y diente por diente y lo más grave por un accidente, porque en el accionar de Hildebrando Rivera, nunca estuvo la intención de fenecer la vida de dos personas, no madrugó con el camión de la basura y dijo voy a matar indígenas, solo estaba en el momento y lugar equivocado.

Si tomáramos al pie de la letra lo que dicen esas voces que confunden lo que es un homicidio culposo, con el dolo o intención de matar, entonces bajo ese concepto daríamos vía libre a la retaliación de cada ciudadano que se considera afectado porque perdió a seres queridos por culpa de terceros, entonces las víctimas ocasionadas de las Farc tendrían derecho de desquitarse de los congresistas de curules regaladas, las familias que perdieron familiares por culpa de un rico tendrían el derecho de revancha contra Fabián Salamanca Dendarino, Enrique Vives, Ernesto Manzanera por eliminar vidas con sus vehículos.

Tal como lo dijo una persona ecuánime, coherente, gran colombiana y amiga Karol Ibarguen en twitter y cito “El asesinato del señor Hildebrando Rivera no sucedió en el territorio “ancestral” de los Embera sino en el nuestro, donde las “leyes” de ellos no operan. Debe haber justicia, los indios que lo asesinaron no pueden quedar en la impunidad.”

Por eso hay miles de voces que exigen a la Fiscalía General de la Nación como a la Justicia Colombiana que los autores del linchamiento de Hildebrando Rivera comparezcan y paguen ante la justicia ordinaria, nada de jurisdicción indígena, ¿para qué? Para darles impunidad y se resuelva un homicidio de ese talante con 50 juetazos como al ex senador por Jesús Piñacué, o que se pretendiera absolver al ex personero Francisco Rojas Birry por su participación en DMG. Dejemos así.

No defiendo el error o culpa de Hildebrando Rivera, pues debía responder por la muerte de la mujer y su niña, pero no puedo justificar que asesinen a alguien en retaliación o venganza, porque deja como lo dije el mal precedente, que nos tomemos la justicia por mano propia por cualquier cosa llevando a la sociedad al caos. Si fuera así todo el secretariado de las Farc moriría en mis manos por lo que le hicieron a Juan Sebastián Carrillo, Diego Benavides Molina y más de 500.000 víctimas que aún hoy reclaman justicia.

La muerte de Hildebrando Rivera NO fue un acto de legítima defensa como ciertos pro minga y de zurda dicen por ahí, desconociendo la esencia del concepto que señala como indica el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico,” la legítima defensa es una causa de justificación que ampara a quien actúa impidiendo o repeliendo una agresión ilegítima y actual a sus bienes jurídicos o los de un tercero, es decir, en defensa de los mismos, y con ello también del derecho atacado, de un modo racionalmente necesario.” En el caso del conductor él no estaba atacando a los embera, sólo acaeció un accidente de tránsito, incluso fue tal el estado de schock que se quedó en su vehículo hasta que fue sacado y golpeado hasta morir.

La muerte de Hildebrando Rivera NO fue un acto de Justicia en causa propia en este caso el Colegio de Abogados de Belgrano Argentina lo define sencillo “Cuando alguien hace algo por fuera de la ley y se lo castiga por un crimen, esto se llama justicia por mano propia. Las personas involucradas en la justicia por mano propia no lo hacen como miembros calificados de justicia social. La gente que participa en la justicia por mano propia lo hace por una gran variedad de razones, que van desde la percepción de inactividad por parte de la aplicación de la ley hasta razones personales.” La justicia por mano propia surge cuando la ley y la justicia falla, en el caso de Hildebrando Rivera, esto no fue posible, no hubo juicio, abogado, derecho a la defensa, lo ejecutaron y reitero por un accidente no por Dolo y tampoco significa que debe haber intención para matar a otros.

La muerte de Hildebrando Rivera fue venganza pura. Lo más seguro es que conociendo a los embera Minga, si hubieran ido en el carro recolector de basura otros ayudantes o recolectores, los hubieran terminado igualmente matando. La justicia y la venganza, ambos conceptos y sentimientos son primas hermanas, pero sus acciones son distintas, pues si bien buscan resarcir, compensar el daño ocasionado, la venganza causa placer pues es un plato dulce y frío, no tiene límites, quiere causar más daño del sufrido, pretende que sus consecuencias perduren en el espacio o el tiempo, la justicia pone límites a ese desborde, psicosis y locura en que se puede convertir la venganza.

Aunado que parte de la responsabilidad del accidente es de la mala gestión de Claudia López que no ha querido solucionar el problema con los indígenas instalados en varias partes de la ciudad, foco de enfermedades, delincuencia y violencia, cuya responsabilidad en de ella, quien permitió que se instalaran en Bogotá para favorecer las protestas del paro nacional de la izquierda. Ellos no deben estar acá hace más de 8 meses.

La conclusión es muy fuerte, esperemos que el Fiscal General de la Nación que alardea tanto de éxitos efímeros, cumpla su labor y no sea otro paquete chileno, que los indígenas embera que asesinaron a Hildebrando Rivera comparezcan y paguen ante la justicia ordinaria, pues lo digo con pesar si eso no pasa autorizaría a cualquiera para desquitarse, ningún ciudadano está por encima ni de la Ley, ni de los demás colombianos, menos utilizar la Jurisdicción indígena como forma de impunidad.

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