COLUMNISTAS

Ayer, participé activamente en la manifestación en la plaza de Bolívar y dije unas palabras a la concurrencia, desde la tarima del evento.

Hoy, nada sale de mi intervención en los medios de prensa.

La razón de esa censura es bastante sencilla.

En mi intervención les endilgo a la clase dominante de izquierda, centro y derecha, toda la responsabilidad por el lamentable estado de cosas en que se encuentra Colombia.

La gran prensa, su aliada y cómplice, no puede hacer eco de esa denuncia porque al hacerlo se estaría inculpando ella misma.

Una sola pregunta demoledora:

Si hubiese existido durante estos 200 años una prensa imparcial y defensora de lo correcto, ¿la “caterva de descastados” habría podido mantenernos entretenidos matándonos entre nosotros, para ellos poder seguir robándose el presupuesto, que si no se lo hubiesen robado, el estado de bienestar sería tal que jamás hubiéramos tenido motivos para matarnos entre nosotros?

La verdadera independencia de Colombia llegará cuando podamos conformar un Partido Nuevo y Limpio, ajeno a las organizaciones criminales que se hacen llamar “partidos políticos” que se han dedicado a manipular la conciencia de sus electores mediante un negocio cíclico de compra de votos.

La verdadera independencia llegará cuando podamos reemplazar esta pseudodemocracia de ineptos, corruptos e indolentes por una verdadera democracia que nos permita elegir a los capaces, honestos y comprometidos con el bienestar de todos.

La gran prensa está aún a tiempo de corregir su posición y pasarse al lado correcto de la historia.

Si no lo hace, será juzgada en su momento por su complicidad o, al menos, por su indiferencia.

Yo exhorto a los grandes medios de prensa de Colombia a que apoyen la conformación del Partido Nuevo y Limpio pues es el único camino que le queda a Colombia para no terminar en el abismo.

Los colombianos ya aprendieron la lección y ya no quieren cambiar de collar, quieren dejar de ser perros.

La abstención, que es inmensamente superior a la masa amarrada votante, no quiere reemplazar a los malos para que vuelvan al poder los peores, o viceversa.

El año 2026 será el momento en el que una Colombia cansada de la ineptitud, la corrupción y la indolencia de los unos y los otros, en las urnas les dirá un rotundo “No más”.

Por el bien de la verdadera democracia, confiadamente esperamos que la gran prensa ayude al Partido Nuevo y Limpio para que Colombia alcance, después de 200 años, su verdadera independencia.

Si no lo hacen, no será la fuerza de las armas, será la fuerza de la opinión nacional, ya liberada de ataduras politiqueras, la que les reclamará por no haber actuado con nobleza y sabiduría en el momento preciso de la historia.

Para su gentil reflexión.