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Corrupción galopante cada día. Por: Rafael Sánchez Anillo

cortinas-del-palacio-de-narinoLas noticias diarias , a través de la prensa  escrita, por radio o televisión, y redes tecnológicas sociales acerca de la corrupción es cada día desesperante, en la cual  se encuentran implicados los administradores de justicias, como : procuradores, fiscales, jueces, magistrados y cuerpo  legislativos en cabeza de: senadores, representantes a la cámara como padres de nuestra patria; del mismo modo, el ejecutivo en representación de nuestro presidente y candidatos presidenciales, quienes han sido denunciado por haber recibido dinero para la financiación de sus campañas de parte de la transnacional Odebrecht. Es decir, las autoridades han hecho de la corrupción; la utilización por doquier del poder y de las posiciones o funciones públicas para obtener ventajas o prebendas particulares, para apoderarse con impunidad del erario con fines privados y de lucro, para engañar y arrasar con la confianza de un pueblo que paga más y más impuestos. De esta manera, los tres poderes públicos en Colombia se encuentran inmersos es corrupción, y seguro que no habrá condenados ni castigados.rafael-sanchez

Estos antecedentes ha generado en estos últimos años, larga lista de desfalco, atraco y corrupción de recursos que le pertenecían a los ciudadanos, entre los que mencionamos:  Foncolpuertos, Interbolsa, Fidupetrol, Saludcoop, Juegos Deportivos Nacionales, Refinería del Meta, Agencia Logística de las Fuerzas Militares, Gobernación de la Guajira, apropiación indebida de baldíos, Estraval, planes de ordenamientos para enriquecerse. Poco antes de ellos: Hidroeléctrica del Guavio, Transmilenio en la Calle 26 de Bogotá, Agro Ingreso Seguro, la vía Bogotá – Girardot, Corpourabá, Caprecom, y múltiples carruseles en la contratación pública; y para cerrar con broche de oro, lo conocido de Reficar, Odebrecht.

La corrupción hoy debe declararse como una epidemia, que permitiría crearse en Colombia un Instituto de Medicina Mental para la corrupción, ante la acción feroz de los administradores públicos y privados en Colombia, que de manera despiadada y sin contemplación ética y moral han incursionado a los pañales, los comedores escolares, las medicinas indispensables para graves enfermedades, recursos parafiscales de la salud, etc…..Los escándalos han salpicado a un procurador que se hizo reelegir a cambio de puestos para las familias o amigos de sus nominadores, a algún magistrado de la Corte Constitucional que se negó a renunciar pese a hechos denunciados en su contra y, últimamente, al propio fiscal anticorrupción en la cárcel, a decenas de funcionarios judiciales, incluso magistrados, congresistas, altos funcionarios o exfuncionarios del Estado, y a docenas de altos funcionarios  o sus subalternos a lo largo y ancho del país.

En estas condiciones, atracar al Estado, saquear sus recursos, es una conducta que, desde sectores públicos y privados retardatarios, se arraiga incluso como cultura sin la menor vergüenza y con la convicción de que el castigo es inexistente, muchos roban y solo pagar dos o tres años, sin regresar lo robado.  La solidaridad personal ejercida en redes regionales, clientelismo y violencia, ha superado la solidaridad nacional frente a la construcción de un Estado democrático que debe levantarse para garantizar los derechos de sus asociados

Mucho debe hacerse, entonces, para enfrentar de raíz el problema. La educación, en particular, tiene importantes tareas. La democracia necesita ciudadanos incrustados con honestidad en la cosa pública, atentos al servicio que ello implica, capaces de elegir con sabiduría las alternativas que garantizan y dignifican los derechos humanos, y comprometidos con la defensa de los recursos y bienes públicos. No es posible que a los gobernantes se elijan por encuestas, por compra del voto, o por tener una coalición más fuerte, sin importar la ética y moral del futuro administrador. Y por esto tenemos a la Colombia que nos avergüenza y nos pone en un plano internacional desventajosa ante los principios éticos de la administración pública. ¡Será posible construir la paz en  Colombia sin armas y con corrupción?

Cualquier aporte o critica, enviar a:  rafaelsanchezanillo@hotmail.com

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