El Presidente Hugo Chávez, por fortuna en paz descanse, rompió relaciones diplomáticas con Colombia en el año 2010 debido a un enfrentamiento en la OEA entre los embajadores de ambos países. También como forma para no pagarle a Colombia una deuda que tienen como consecuencia los tratados comerciales. Estas relaciones estuvieron quebradas hasta el gobierno de Duque, el que abiertamente apoyó a Guaidó, y en contra de Maduro. Las razones para mantener esa ruptura por parte del presidente Duque son muy claras: primero por dignidad, segundo, por solidaridad con la democracia y con Guaidó.
Hay que darle gracias a Chávez que nos hizo un favor en adelantársenos porque era de todos sabido que Venezuela, nuestro vecino de patio, se había convertido en hotel, cueva y refugio, para albergar a toda una cuerda de criminales de todos los pelambres. Hay narcotraficantes, terroristas, hampones, refugiados de la peor ralea, de esos que tiraban la bomba en Colombia, y aún se esconden en Venezuela, o que son ciegos en nuestra patria, pero ven perfectamente en otras naciones, todos sin excepción con el beneplácito de Chávez y después siguió el patrocinio con Nicolás Maduro que resultó ser el padrino de la mayor cantidad de delincuentes de otros continentes que tienen a Venezuela como el paraíso del tráfico de drogas y también fiscal, del sicariato, del contrabando, y la cueva de espías, que visitan a otros países, entre esos el nuestro. Inclusive alberga a grupos de Hezbolláh, y otros del medio oriente, de alta peligrosidad.
Al momento en que Petro subió como presidente, se le ocurrió abrir nuevamente las fronteras para iniciar las relaciones con el país vecino y se justificó hipócritamente, tomando como referente la salud comercial de los fronterizos, pero no era en realidad así, ni menos por justicia, no, solo buscaba el camino para ratificar su índole revolucionaria, traducidas en alianzas.
Ya como presidente, y en su condición de lobo pollero, que jamás pierde su condición de hampón queda con derecho a meterse en el patio ajeno o enviar en calidad de huéspedes de honor a cualquier sujeto que quiera porque ellos se entienden. O, envía a un corrupto, como representante de nuestro país. Petro está asustado y confundido.
En una entrevista que Semana le hiciera hace algún largo tiempo al entonces senador Petro, le dieron un calificativo a su movimiento a los que tildaron de hampones, cosa que lo irritó tanto, porque la entrevistadora le dijo que los del M19 eran eso, por el prontuario criminal que llevaban a cuestas. Este se enfureció. Hoy ya poco le importa que los tilden como quieran, porque perdieron el honor, o mejor nunca lo han tenido. Quizá la vergüenza sí. Además, como este gobierno es el de los sabrosos, de malas los que desean ser honrados.
La situación del país es crítica, y la apertura de la relación es un medio para filtrar colectivos y asesinos criminales, que siembren el caos, para minimizar las fuerzas armadas y policiales. Y en eso tiene la mano el ex presidente Juan Manuel Santos y su combo de cretinos.
Petro salió urgente para Venezuela para hablar con Maduro y seguro le expuso la situación grave por la que atraviesa su gestión. Entonces recurre al experto en terrorismo psicológico y físico. Tan hábil es Maduro, que el presidente de los Estados Unidos, dio el primer paso restableciendo relaciones comerciales, y dejando a Guaidó como burlado, a pesar de tener 52 países que lo respaldan. Joe Biden dejo mal a su país, y de paso, les dio sopa y seco a los Estados Unidos y de carambola a la CIA que es una organización seria y radical. Pero hay que entender que el presidente norte americano, es también medio izquierdopata. Son parecidas cucarachas del mismo calabazo, solo las diferencia, el calabazo que se da en Ciénega de Oro, que es de un material vegetal endurecido, como el totumo, y el de los monos gringos, es de plata o de oro de verdad, sin la ciénaga.
Creo que la angustia de Petro es porque está en un callejón sin salida, porque su problema gira en torno a un conflicto de intereses, en que hay una sucia disputa, en la que se enfrentan las bandas criminales, y desafían al gobierno, para que se despejen los corredores de la droga de la vigilancia policial y el Ejército. Se han enfrentado encarnizadamente el Clan del Golfo, y el E.L.N, hasta el punto que entre ellos se están matando y de paso también llevan del bulto la población civil, los campesinos y desarman a la Policía y el Ejército. Entonces el deber de la fuerza pública es intervenir, pero no pueden porque están atados por una vaina que tiene por nombre paz integral, que le ha cambiado el nombre al secuestro, por el de cerco humanitario, cuyas sacrificadas víctimas son los soldados y policías, que dan sus vidas por la porquería de paz de Petro. Para eso buscó a Maduro, no para mediar, sino para ayudar a defender la vida de la gallina de los huevos de oro en cuyo interior de cada huevo, hay coca.
Para nadie es un secreto, que la coca es la que financia la compra de armamentos, de votos para las elecciones, y pone a funcionar su tráfico de influencias para hacer que los operativos del tráfico de la droga sean más fáciles. Tampoco es un secreto, que Maduro se beneficia de las drogas. Y no sería raro, que, en cola este Petro que no da puntadas sin dedal. ¿Quiénes tienen intereses por esa mina de polvo blanco? Pues la gente dice, que no solamente es el Clan del Golfo y el ELN, sino también las Farc, y el mismo Petro, Nicolás Maduro y asociados, en los que infortunadamente salpican al hijo del presidente, y en ese pastel está el Pacto de la Picota, en que aparece el hermano del presidente, y también se comenta que están involucrados algunos cercanos del gobierno, como también congresistas. ¿Qué fue hacer entonces Petro a Venezuela? Pues a que lo ayuden a montar varias estrategias distractoras para desconcentrar la atención, mientras mueven los cargamentos al lugar pactado con los otros carteles de la droga.
Toronto Canadá
senengonzalezvelez@hotmail.com