La presentación externa de una pieza de Oro Golfi, es muy atractiva, y representa uno de los más vistosos adornos en metal, para recrear la vanidad. Hay que ver como luce un pectoral de ese material en los pechos de una mujer, blanca, rubia o negro chocolate francés. O, una pulsera en sus muñecas, o un anillo sobre el cual descansa una piedra circón diamante en los dedos, en especial, el meñique, utilizado por las campesinas para introducirlo por el ano de las gallinas para saber si tienen hueveras. O, en las orejas en forma de filigranas. Nada más exótico que ver a las marihuaneras especialmente cuando se cuelgan las narigueras haciendo honor a la esclavitud de los bueyes, o las ombligueras que bajan hasta, oltre il clitoride, como dicen las italianas.

La maravilla del Oro Golfi es que les cambia y les adorna todo. Igual ocurre entre los hombres, bien sean de una u otra orilla. La elegancia vislumbra, y… si hay alguna metáfora para honrar la inteligencia de las personas diferentes, el Golfi es el único material precioso para hacerlo. De ahí la razón, para utilizarlo hoy en mi editorial como materia prima para hacerle un homenaje a la memoria de Hugo Chávez, que cumplió el día 5 de marzo años de muerto. Falleció a los 59 años de edad. Y también al vivo, y a la vida intelectual de Nicolás Maduro, de Daniel Ortega, el boludo Alberto Fernández, Luis Ignacio Lula, sus pupilos, como también a nuestro excelentísimo señor presidente, representante de la nueva ola de oligarcas del mundo globalista, Don Gustavo Petro Urrego y su comarca de ministros y embajadores y seguidores del llamado PACTO HISTORICO DIABOLICO.

Les confieso apreciados lectores, que a mí me encantaba escuchar a Chávez, por su facilidad de expresión. Todo, lo dramatizaba en sus alocuciones, y en especial, cuando estaban enfocadas a quitarles a los ricos para darles a los pobres. Era una especie de Robín Hood basto, deschavetado algunas veces, otras parecía verlo como protagonista de las aventuras de Fu Manchú. Y en varias escenas, ver correr sus lágrimas de sensibilidad social, que me recordaban las que salían de nuestros ojos con el viacrucis que padeció Jesús el Cristo, en las películas de semana santa, ese mismo Viacrucis que hoy padece Venezuela por causa de su mesías EL HUGO. Le siguió Nicaragua, Argentina chile, el Perú, cuyo diablillo está bajo la sombra de su propio sombrerote.

En México está el Obrador, acá en Colombia su nombre representa a una persona que está mal del estómago, y les viene a los mexicano como anillo al dedo, porque se está cagando en ese bello país. Obrador habla como anestesiado, o indigestado de tanto comer Nopal. En Brasil esta Lula, que baila la Samba en un hilo que de un momento a otro se le puede reventar para quedar en ciruelas pasas. Y Cuba con su danzón cubano, que con las melancólicas notas que se escuchan desde otros lugares del mundo: Cuando salí de Cuba o el grito de Azúcarrrr rompen los corazones, otrora de libertad, ¡para sentirse amarrados en semejante esclavitud!

Pero ninguno como HUGO, el hombre pajarito. Yo lo recuerdo por sus fenomenales contrastes, maravillosos, en especial por aquellas salidas con las que solía remachar sus a caminatas en las calles de Caracas en compañía de su cuadrilla de joyeros, sabuesos y matones, y… preguntaba: ¿de quién es aquel edificio que dice: ¿Almacenes Olímpica?  -De los CHAR, señor presidente. ¿Y El otro que dice Pricesmart? Es de firmas norteamericanas, respondían en coro sus seguidores lava caras.  Y…aquel que dice, Falabella, y ese que está más adelante, de nombre El Éxito?, ¿y de quien es eso de Home Center? -¿Señor presidente, es de un grupo empresarial muy proactivo?

Entonces salía con la magistral frase del cerebro Golfi, que me encantaba escuchar. ¡Exprópiese. ¡En tono grave de barítono! Al mejor estilo del amante de violeta en La traviata de Verdi. Alla los perjudicados, que fueron los señores de empresa, disque aullaban al tono de las mezzosopranos, por el tirón testicular, que les daba Hugo con sus anuncios.  Y… lo decía de un solo golpe, sin titubeos y sin mediar procedimientos administrativos.  Escuchar el hablar de Chávez, era un espectáculo, era como ir a cine a disfrutar de las películas del gordo y el flaco. Lástima, porque después de los golpes de las expropiaciones, el pobre Hugo, recibió un solo golpe de expropiación terrenal, y se lo llevó el diablo en el trajinar de los sufrimientos. Dicen algunos que han regresado de por allá, es decir, del más allá, al di la, en cuerpo ajeno, es que está en poder de Lucifer, pero cuentan que al derretirse en las pailas del infierno, por fin se supo de que esta hecho el ORO GOLFI.  Pues se trata de un metal Latón, al que le dan baños de cobre, bronce, plata, y otros menjurjes metálicos, tipo brujería, que hace que su brillo, parezca oro, y es tan bueno, que solo las llamas y calor del infierno los derrite y los cambia de color hasta dejarlos como amarillo azufre, pero sucio.

Esto explica, porque la mente del equipo de Gustavo Petro es como Oro Golfi, pues solo en el infierno se sabría, que no es ORO PURO.

Colombia, no te engañes con los brillos y destellos de Petro y de su comarca de colaboradores.  Todo es un brillo imaginario. No es real. Son todos de abalorio de la peor calidad.

Petro quería comer miel, y para tal efecto, le dio un par de patas al panal de las abejas para comerla, y  se le alborotaron, los de la salud. Incoherencia. Brillo artificial.

Toronto Canadá.

senengonzalezvelez@hotmail.com