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Punta de Lanza. La masacre de los desarmados. Por: Senén González Vélez

Queda en los anales de la historia, el registro de un gobierno, en el que matar a un soldado o policía, poco aflige.

Los osados paladines voceros del averno, presidente y ministro, padres de la infamia, no son humanos, más si siervos del mal que representan con sus tenebrosos sentimientos, toda la escoria de la nación cuya pestilencia de aliento y figura refleja la detestable amargura de dos seres muertos en vida, convertidos en verdugos de la república.

Llegan al funeral del soldado caído, para llorar las bajas consentidas.

Son lágrimas perversas, jamás sentidas, las que, con irónicas sonrisas, expresan su complacencia al ver ascender a los héroes, al palacio celestial en busca de una mejor vida. Alegres y risueños están los criminales, en los abismos del caluroso infierno, festejando la miserable partida.

La herida mortal sangra de la conciencia colectiva, rabia, pura rabia destilamos por la miserable embestida para quienes los pusieron de oficioso sacrificio en homenaje al satán, que baila sobre el humo de azufre, festejando la mascare de tantas vidas.

Matar es lo que en el corazón del gobierno habita, y gravita.

Es el hambre por el saqueo de las arcas públicas los que a todos invita.

No hay mal que dure tanto, para verlos sufrir el yugo de la soledad y la tristeza, en que solo tendréis de consuelo la conciencia que será tu única compañía, pero también como alfileres punzándote noche y día.

Matar soldados y policías es vuestro placer, irresistible que domina tu índole que al crimen convida.

Solo reina en vuestras almas la indignidad, hecha cólera, para gobernar con sentimientos enfermizos, que transforman el hedor, en oloroso aroma de cirios y velas encendidas, para honrar la vida de los héroes inocentes, con una vulgar paz integral prometida, ofreciendo al dios del mal, de los soldados, sus propias vidas. Malditos sois vosotros.

Osados son, de sentirse paladines del mal como trofeo de poder.

¿Acaso no es héroe el que, en la batalla del tumulto o la batahola, en la primera línea o primera ola, aparecen indígenas híbridos disfrazados, con machete y palo, que al soldado desarmado humillan?

Héroe, es el que muere en el campo de batalla, sin armas, pero con el alma de soldado.

Asesino, es el que goza desde las alturas del palacio, para ver la masacre de los desarmados.

A ustedes asesinos, he hurgado a vuestra conciencia con mi punta de lanza.

Perturbare vuestros sueños, para que recuerden los rostros de sacrificados, y para que los rostros en llanto los deudos que quedaron con sus brazos cruzados, porque sus hijos no regresaron.

Que sea el pueblo en el nombre de Dios, que haga justicia, y decapite al pluma blanco degenerado.

Padres, esposas e hijos, no volverán a ver a sus seres queridos, porque ustedes los asesinaron.

Ministro y presidente dos fanfarrones de la izquierda, cazadores de aventuras, plagiadores de perdiciones.

No derraméis lágrimas provocadas, para expresar la tristeza, que si bien “no se hicieron para las bestias, sino para los hombres”, “si son como ustedes que la sienten demasiado”, por eso se han convertido en bestias.

Toronto Canadá.

senengonzalezvelez@hotmail.com

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