
El cultivo del Marañón representa la esperanza del Bosque Seco Tropical en Colombia, la devastación dejada por cultivos estacionales de los últimos cuarenta años modificaron totalmente el comportamiento climático del Ecosistema, el cambio del clima es una realidad fehaciente, fenómenos cíclicos de la Niña y Niño con su devastación económica en el sector Rural y finanzas de los Empresarios del Campo hacen posar las miradas en el Marañón; hay que tomar medidas de control para evitar los efectos sobrevinientes del cambio climático en búsqueda constante de la Sostenibilidad de todas las empresas agropecuarias en Colombia.
Hay dos maneras de enfrentarle:
En esta última alternativa es donde el Marañón o Anacardo encuentra su nicho para recobrar la estabilidad ambiental ocasionada por el cambio climático permitiendo la recuperación del ecosistema destruido. El Marañón es típico, natural, endémico del Caribe. Apuntarle al Anacardo como alternativa de recuperación garantiza a mediano plazo:
El Anacardo y la Ganadería son el complemento ideal dada la distancia de siembra entre arboles (100/130 por hectárea), permiten que entre ellos se impulse praderas con pasturas para la alimentación de semovientes permitiendo a partir del tercer año la convivencia productiva trayendo al empresario del campo el silviopastoreo y diversificación de ingresos, junto a la generación perenne de liquidez por su cultivo.
El futuro seguro está en el debido impulso y apoyo que se le dé a este cultivo desde el Gobierno Nacional, Regional o Local, la creación de la cadena productiva del Marañón y sus derivados son una urgencia. Se hace necesaria la producción de semillas de alta calidad y varetas para siembra e injertación por parte de Agrosavia y Viveros certificados, autorizados que garanticen su siembra, injerto, cultivo y producción de los clones desarrollados por la institucionalidad ya probada su muy alta calidad y producción de nueces que gozan de total aprecio en los mercados globales.