COLUMNISTAS

Cantaron 10 millones de compatriotas el pasado 15 de junio: se escuchó el clamor del pueblo. Solamente nos hace falta otro grito que el pais escuche con felicidad: ¡Ceso la horrible noche!

Gustavo Petro ha intentado y lo volverá a intentar, en cualquier momento, dar el zarpazo a la Constitución Nacional para perpetuarse en el poder. Por esa misma razón debemos estar preparados para evitarlo. Al gobierno de Petro no se le pueden dar ventajas, tenemos que combatirlo con decisión, apoyarnos en los dos poderes que aún no ha logrado infiltrar.

Al inicio del gobierno de Gustavo Petro, advertí que su proceder se asemejaba al monstruo mitológico de Lerna, cuya amenaza no se eliminaba al cortarle una cabeza, porque siempre nacían dos más. Lo escribí con conocimiento de causa, pues lo observe desde que, indultado llego al congreso de la republica como exmilitante del grupo armado ilegal M-19.

A estas alturas, puedo decir que no me equivoque.
Gustavo Petro no escucho a los partidos de oposición, los ha querido aplastar, y hacerle daño a nuestra patria: debilitando las instituciones, confrontando a los poderes independientes, despreciando la ley y convirtiéndose en un garrote para perseguir sin piedad a lideres de la oposición. Su obsesión por perpetuarse en el poder es evidente.

Quienes aun creen que Petro, al final, dará el brazo a torcer y que entregará el mando, se equivocan de cabo a rabo.

Colombia esta ante una encrucijada que ya hemos vivido antes. En 1.957, el presidente Alberto Lleras Camargo convoco al pueblo a la resistencia civil contra la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. No fue una rebelión armada, sino una movilización similar a la del 15 de junio, en acto de dignidad colectiva que permitió el retorno a la democracia.

No hay que esperar a llegar a ese extremo, debemos salirle al paso a las intenciones de Petro, inspirándonos en ese ejemplo, y con la ciudadanía en pie de lucha, ejercer una vigilancia activa y legitima resistencia frente a las amenazas de convertir a Colombia en una dictadura. Por la salud de Colombia, se necesita ese líder. ¿En dónde está?

Gustavo Petro no es simplemente un mal gobierno: es un proyecto que amenaza la esencia misma de nuestra república. Por eso, debemos decirlo con claridad, sin adornos, y sin temor: no se puede ser neutral ante quien desprecia la legalidad, traiciona la palabra empeñada y confunde al Estado con su vanidad.

Ya hemos sido testigos de un cruento atentado contra un candidato presidencial ejemplar. En esta encrucijada Colombia necesita mujeres y hombres valientes y un pueblo que recuerde que la libertad no se mendiga, se defiende.