No olvidamos a los colombianos presos en Haití, ni Colombia ni Haití les ofrecen garantías
Haití un Estado fallido y al borde de la guerra civil, muy difícil.
Y Colombia con un presidente que los condenó, una Cancillería que no defiende a los connacionales
“Puedes justificar con cualquier excusa que la injusticia no es tu problema; aceptación, ignorancia e indiferencia, espero que pienses lo mismo cuando te toque a tí” LGCN
El 7 de julio de 2021, en extrañas circunstancias Jovenel Moïse presidente de Haití fue asesinado, inmediatamente los medios nacionales culparon a 36 colombianos entre civiles y militares de haber orquestado dicho plan, además de organizar un golpe de Estado, situación que aprovechó la izquierda para, sin conocer los detalles y la información manipulada, dar por sentado “que todos absolutamente todos eran culpables” del magnicidio, pero el tiempo y las circunstancias le dan la razón a muchos de nosotros que pensamos que desde un principio esto era un montaje, que tristemente el presidente Iván Duque respaldó sin detenerse a conocer las dos caras de la moneda y abandonando a esa gente a su suerte en un país al borde de la guerra civil.
Esos colombianos que tienen padres, esposas, hijos, familias nadie aboga por ellos, antes son tratados por nuestras instituciones como ciudadanos de quinta categoría, tienen más garantías los genocidas de las Farc en la JEP a quienes les brindan asistencia legal por parte del Estado colombiano, mientras nuestros compatriotas detenidos en Haití son tratados como ganado, esperando una justicia que nunca llegará y que si llega condenará a todos, sólo por el hecho de ser colombianos.
Obviamente la Organización de estados americanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización de las Naciones Unidas, no dirán nada, porque primero ellos sólo intervienen por el Nuevo Orden Mundial, el Globalismo y la izquierda, igual ellos mismo ya los consideran culpables sin juicio.
Haití no es una garantía a nivel internacional de Derechos Humanos, han pasado exactamente 7 meses sin que a los detenidos se les haya iniciado un juicio, abandonados por su gobierno, siendo señalados responsables, sin mirar el caso particular y concreto, porque ni todos los presos colombianos fueron, y los que planearon esto en su mayoría haitianos, norteamericanos, franceses y venezolanos, los verdaderos autores están fugados, lo más grave es que se requiere de profesionales del derecho de origen haitiano que los defienda a cada uno, súmele el traductor, es decir están “JOMARE” JODIDOS, MACHACADOS Y SIN REMEDIO.
Pero los medios colombianos ahí si guardan silencio en su mayoría, la izquierda hizo su trabajo acusando, difamando y condenando anticipadamente sin pruebas, sin juicio, pero qué garantías le puedo pedir a Haití donde las pandillas gobiernan Puerto Príncipe y el país, matan a tiros a dos periodistas Wilguens Louissaint y Amady John Wesley para luego quemar sus cuerpos, secuestran 17 integrantes del grupo religioso Christian Aid Ministries o será que es por mero capricho que República Dominicana su vecino pretende instalar un muro en la frontera, para que los problemas de su vecino no se extiendan al suyo.
Resulta extraño que los que han venido siendo capturados con posterioridad al asesinato de Jovenel Moïse, los arrestan en el exterior, ejemplo Rodolphe Jaar y no en la propia Haití, paradójico, no es colombiano, y a otro de los supuestos implicados lo deportan desde Jamaica a Colombia, este si es colombiano, pero dicho país consideró que las pruebas que vinculaban al homicidio son precarias, insuficientes y sin vinculación con la muerte de Jovenel Moïse. ¡no decían que las pruebas y las evidencias eran contundentes! Pues no las veo, sólo observo conjeturas, especulaciones, chisme de pasillo, pero no pruebas que podamos debatir, contradecir o refutar. Viene la pregunta ¿y el golpe de Estado tras la muerte de Moise? Eso jamás existió.
Lo que sí observo es un Estado fallido como Haití donde asesinan periodistas, donde la gente hace lo que puede para sobrevivir, donde las pandillas secuestran a tres agentes de seguridad del presidente del Senado de Haití por los cuales piden 5 millones de dólares, luego intentan asesinar al primer ministro Ariel Henry y si alguien me pregunta en la calle, si hay garantías para todos los colombianos detenidos en Haití, la respuesta es NO, porque lo más probable es que el abogado que vaya a ese país tenga que ir con su propio equipo de seguridad, armado hasta los dientes para entrevistarse con los detenidos, de lo contrario terminará secuestrado. Me recuerda las pescas milagrosas de las Farc.
Pedir un proceso justo para nuestros nacionales en Haití es como pedirles a los talibanes que le garanticen los Derechos Humanos a las mujeres que las dejen estudiar y trabajar, que puedan progresar, o a la Jep que condene en justicia a las Farc, se les obligue a que digan la verdad y reparen a las víctimas, es decir, eso no va a pasar.
La conclusión está llena de zozobra, nuestros nacionales están detenidos sin garantías en Haití, sin abogados, con las reglas impuestas por un régimen dividido, sectario, al borde de la guerra civil, con una crisis institucional y política que hasta los mismos haitianos huyen del país, porque es un Estado fallido. En todo ese panorama aspiramos un juicio con todos los derechos, con el debido proceso, presunción de inocencia, con juez imparcial, con una asistencia legal, con igualdad de armas entre la acusación y la defensa, eso es mucho pedir hablando francamente. Pero reitero no los hemos olvidado y hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Como diría la generadora de conciencia Isabel Cendal “Mi enojo no es por la injusticia sino por el empeño con que muchos la disfrazan”.