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Jaime Saade cuenta por primera vez su versión sobre la muerte de Nancy Mariana Mestre

Barranquilla, 13 de julio de 2020.- Jaime Saade Cormane quien ha sido considerado por muchos y condenado por la Justicia por la muerte Nancy Mariana Mestre, decidió hablar y dar su versión de lo ocurrido con quien fuera su novia, esa madrugada del primero de enero, de 1994, y lo hizo desde donde se encuentra en Brasil, en un manuscrito con él que aspira a que quienes no tuvieron la oportunidad de escucharlo por la situación, ahora evalúen su versión.

La carta es remitida por la familia Saade con lo que se podría llamar un comunicado de prensa donde relatan igualmente su versión de la que ellos mismos señalan que las circunstancias reales del fallecimiento de Nancy Mariana, solamente Jaime y su novia de ese entonces, lo saben.

Textualmente señala la familia de Saade, “queremos reiterar nuestro compromiso con la verdad y seremos los primeros en apoyarla de donde viniere. Reiterar también nuestro apoyo a Jaime para que narre a los colombianos, y de paso a la familia que por 26 años no supe de él, los detalles, paso a paso, de lo que sucedió la noche del 31 de diciembre de 1993 y las primeras horas del primero de enero de 1994” señalan los firmantes de la carta.

Adicionalmente califican como “extrañas” las circunstancias, porque “ni él mismo Jaime sabe a ciencia cierta qué motivó a Nancy a apretar el gatillo, si fue un accidente producto del exceso de confianza y atracción que ella sentía por las armas, o si fue por otra decisión. En su relato “podemos correlacionar varios antecedentes que teóricamente hubieran podido incidir en una decisión fatal, pero no nos aventuramos a ello, pues nadie estaba a su lado cuando decidió disparar el revólver”.

Así mismo afirman que la carta de Jaime, muestra el retrato de la sociedad barranquillera según ellos de ese momento, de cómo la mayoría de los jóvenes se divertían impulsados por el consumo social de cocaína y la práctica de sexo sin tabúes. “La palabras de nuestro hermano no pretenden enlodar a nadie, ni calificar comportamientos, simplemente quiere narrar los hechos sin tapujos ni mentira”, señala el comunicado.

Seguidamente publicamos el manuscrito de Jaime Saade fechado el 24 de junio de 2020 en Brasil.

A todos los colombianos, especialmente a la ciudad de Barranquilla, familiares y amigos.

“En todos estos años nunca me manifesté por respeto y porque quería olvidar aquella tragedia de mi vida. Ahora estoy viendo los ataque y mentiras de un lado solamente sin nadie para defenderme, por eso decidí escribir esta carta, contando lo que realmente sucedió en la madrugada del primero de enero de 1994”.

“Quiero comenzar del día 31 de diciembre de 1993. Fui a buscar a Nancy Mariana a la casa de ella, localizada en la calle 92 con 49C. Quiero dejar claro que ya tenía una relación con ella desde hacía dos meses, más o menos. La recogí en una camioneta Silverado de color blanca y negra, de mi propiedad, más o menos 10:00 pm. Iba con mi amigo Víctor Tuirán. Estaban en la puerta familiares de ella. De ahí nos fuimos para una discoteca que estaba localizada en la autopista que conducía a la playa. Cuando llegamos estaba muy llena. Me acuerdo que estaba en la entrada de la discoteca la hermana de mi última relación antes de conocer a Nancy, pidiendo las entradas. Nancy y yo nos devolvimos para Barranquilla tomando bebidas, estuvimos visitando varios sitios donde había fiestas y nos quedamos en una en la calle 80 con 49B, barrio El Prado, casa de mi amigo Willy. A esa hora estábamos consumiendo cocaína y ella insistía en hablar sobre mi relacionamiento anterior. Ese día yo portaba un revólver calibre 38 de propiedad y con documentos porque era fin de año y a las 12:00 de la noche se acostumbrada recibir el año nuevo haciendo disparos al aire para matar el año viejo y todo lo malo que hubiese sucedido”.

“Nancy me dijo que no matase ese año porque había sido muy bueno para los dos porque nos habíamos conocido. De esta fiesta salimos para mi casa entre 2:30 y 3:00 más o menos ya del día primero de enero de 1994, como era costumbre puesto ya lo había hecho varias veces en ocasiones anteriores”.

“Llegamos a la casa. Estacioné en el garaje que era descubierto que quedaba al lado opuesto de la entrada de mis padres. Había un árbol que daba sombra y caían muchas hojas. Yo me bajé con la botella de champaña y las copas. Nancy se bajó con el revólver porque ella no tenía miedo de las armas y ya lo había hecho anteriormente, que inclusive mis amigos me habían hecho ese comentario, porque ya habíamos salido juntos otras veces y dentro del carro ella colocaba el revólver entre las piernas”.

“Haciendo un paréntesis, quiero resaltar algo que me dijo Nancy el día de mi cumpleaños el 24 de diciembre de 1993. Esto fue en mi casa, porque estaba celebrando mi cumpleaños en compañía de varios amigos. Que a ella le había practicado un aborto y ella estaba un poco deprimida por ese suceso. Ella mostraba mucho miedo por el papá. Yo le hice olvidar lo que estaba conversando. En el transcurso de la fiesta estábamos tomando licor e inclusive consumimos también cocaína”.

“Ya en la casa, Nancy colocó el revólver en el mueble en frente de la cama, yo efectué varias llamadas dando el feliz año. Seguimos bebiendo y practicando sexo como siempre lo hacíamos, sin violencia y con mucho cariño y amor”.

“Estando acostados, miramos la hora, eran más o menos las 5:00 del primero de enero, cuando ella se levantó, lo primero que dijo fue “mi papá me va a matar”, porque era tarde. Yo me levanté rápido. Fui para el baño que quedaba fuera del cuarto para alistarme y llevarla pronto. Estando en el baño, a los pocos minutos escuché un disparo y salgo inmediatamente y la vi en el suelo y mucha sangre y el revólver al lado. Ella estaba sin ropa, yo impresionado bajé corriendo a la casa de mis padres, gritando y pidiendo ayuda, que creo que los vecinos escucharon mis gritos”.

“Mi papá y una inquilina que vivía con ellos, de nombre María Mercedes Hernández, me acompañaron al apartamento que quedaba en el segundo piso. Mercedes y yo la cogimos por los brazos y las piernas, como estaba sin ropa se nos deslizaba mucho y al cogerla con más fuerza fue lo que produjo algunas marcas. Mi papá ayudaba como podía. La cubrimos con una cobija y bajamos al garaje. La pusimos en la parte trasera de la camioneta que era cabina sencilla y fue la forma más rápida para prestarle socorro. Y salimos para la clínica de Caribe localizada en la calle 80 #49C, mi papá, María Mercedes y yo dirigiendo. Llegamos a la clínica en pocos minutos ya que está prácticamente a unas cuatro cuadras de mi casa. Yo paré detrás de otro carro que había llevado otra urgencia. El camillero que nos prestó auxilio inclusive me conocía. La recogieron y la llevaron para dentro de la clínica. Mi papá y María Mercedes entraron con Nancy. Yo me fui en la camioneta para mi casa. Hablé con mi madre y subí a mi apartamento para cambiarme de ropa porque estaba sin camisa, descalzo y sudadera, y todo sucio de sangre”.

“Pensando en volver a la clínica, en ese instante escuché afuera unos gritos del papá de Nancy llamándome ofuscado y entré en pánico. Debido a eso salí por el techo de la casa a la calle. Paré un taxi y fui para Aracataca. Al día siguiente regresé a Barranquilla queriendo resolver la situación. Al darme cuenta que las cosas estaban muy complicadas para mi resolví irme porque yo no iba a pagar por lo que no hice y me fui para Bogotá para un hotel”.

“Esperé a escuchar las noticias en las cuales me inculpaban y haciendo muchos comentarios falsos. Entonces al día siguiente me fui para Leticia y pasé a Tabatinga (Brasil), a esperar qué sucedía, porque tenía la esperanza de que ella fuera a vivir para esclarecer todo. Cuando me dieron la noticia que murió se me vino el mundo encima, quedé sin soporte porque en los hechos solo estábamos los dos. Yo no me sentía preparado para enfrentar la situación y tomé la decisión de quedarme en Brasil. Yo me arrepiento todos los día de no haberme quedado, más el miedo y el pánico tomaron contra de mí. Espero que entiendan el tamaño de la tragedia”.

“A la familia de ella quiero decirles que mis oraciones siempre estuvieron con el alma de Nancy para que Dios la tuviera en su Gloria. Ella me gustaba mucho. Quiero decirles que lamento mucho lo sucedido y explicarles que la pérdida de Nancy fue muy dolorosa tanto para ellos como para mí y mi familia. Una total tragedia”.

“Yo no soy la persona que ustedes piensan que haya sido capaz de cometer semejante atrocidad. Y esto quiero que quede claro por todos los comentarios que han hecho sobre mí”.

“A mis amigos y a mi familia les quiero agradecer la confianza que pusieron en mí porque siempre creyeron en mi inocencia. Y decirles que siempre fui, soy y seré la persona que siempre conocieron. Quiero dejar claro que no estoy de acuerdo con las pruebas que presentaron en mi contra puesto que no tienen ningún fundamento y soporte jurídico, por eso estoy relatando lo que realmente sucedió y estoy dispuesto a pasar por cualquier prueba de este acontecimiento”.

“Agradezco por la oportunidad de hacerles llegar este relato que no fue posible hacerlo oral porque en el lugar en que me encuentro no es permitido a causa de la pandemia”.

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