Como cambian los tiempos. Antes elegíamos a los presidentes por los postulados fundamentales que caracterizaban a los partidos políticos tradicionales, ahora los eligímos de acuerdo a las ideologías de izquierda, centro o derecha.
Para estas elecciones, las encuestas predicen una segunda vuelta entre el candidato de la derecha y el de izquierda. Los que defendemos la democracia y la libertad al trabajo y demás derechos constitucionales votaremos por Fico, los que quieren cambiarse a un régimen democrático/autoritario/socialista, lo harán por Petro.
En esta jornada electoral también decidiremos si continuamos con el actual modelo económico o si se cambia por el modelo económico socialista del “Estado del Bienestar” bautizado por la candidata vicepresidencial, Francia Márquez, como el “Estado para vivir sabroso”. Es decir, comida gratis, sanidad gratis, casa y educación gratis, …. Algo parecido al modelo que tiene viviendo en la miseria a venezolanos, argentinos, y que ahora, tiene haciendo cola a los peruanos y chilenos.
El libreto o modus operandi de estos movimientos de izquierda latinoamericanos, para hacerse al poder, es el mismo en todos los países. Hipnotizan a la gente pobre con un discurso de odio y de resentimientos en contra de la clase empresarial, estamentos públicos y fuerzas militares. Patrocinan protestas, prometen cosas imposibles de cumplir y hacen alianzas con criminales y políticos deshonestos. Vayan y pregúntenle a cualquier simpatizante de Petro, por qué va a votar por él. Una parte responde porque tiene rabia con el actual régimen político y la otra porque guarda la esperanza de que Petro, le quite la plata a los ricos para dárselos a ellos, los pobres.
De hecho, Petro, lo ha manifestado en sus discursos, entrevistas y debates. Dice que va a confiscar con altos impuestos las tierras de los empresarios del campo para entregársela a la gente que nunca ha trabajado en el campo. Que va a destinar los fondos de las pensiones de los trabajadores para regalarle un bono mensual de 500 mil pesos a las personas que no trabajan. Que elevará los impuestos a los sectores industrial, financiero y comercial, para bajar el déficit y que va a suspender las exploraciones de petróleo y gas, y la explotación de carbón, dejando a más de 150.000 personas sin empleo y a los municipios sin $16 billones en regalias anuales.
Fico, por el contrario, ha presentado un plan de gobierno con unos planes y propósitos bien definidos para sacar de sala de urgencias a más de 20 millones de colombianos que están en pobreza monetaria y unos 4 millones que están sin empleo. Para ello, ha propuesto un paquete de incentivos destinados a fomentar la inversión en el sector agroindustrial y ofrecer unos alivios tributarios a las micro, pequeñas y medianas empresas.
Sin duda alguna es una acertada propuesta. Colombia, necesita blindar su sector productivo, crecer y tener más personas trabajando en empresas que tengan beneficios. El problema no son las exenciones tributarias, sino, el desempleo y la pobreza. Si fomentamos la creación de más empresas, se crece la producción y aumenta el recaudo. Y, si cumple su palabra de torcerle el pescuezo a la corrupción y al derroche de dineros públicos, este país será otro cuento.
Usted decide.