El rey de España, Fernando Séptimo, fue considerado como el más grande de los oportunistas de la historia monárquica de aquel país. Fue tachado como déspota, cruel, mentiroso, como así lo estimó, El Escorial de Madrid, título que no se refiere donde se echan las escorias, bolsas de basuras, desechos, sino a un complejo de edificaciones donde se encuentra el monasterio San Lorenzo. En definitiva, es un municipio o localidad de España, que se da el lujo de embellecer hasta los significados feos de las palabras para volverlos llamativos como el de la escoria, y convertirlos en atractivos.
El tal Fernando, procedente de la mismita rama de los Borbones que componen una reconocida dinastía, como que fue la oveja negra de la tradicional familia, tanto es así, que, en el imaginario popular, se le considero su mandato como sangriento, de permanentes contiendas, por lo conflictivo y apasionado en sus decisiones. Y eso que no existía el Twitter. No obstante, como el ser humano tiene sentimientos y gustos variables, y a veces inverosímiles, hasta el punto que siempre hay una línea imaginaria en potencia que para los cuerdos los procederes del rey Fernando, son estimados como absurdos, y para los anormales, son correctos, como por ejemplo pasarse por la faja las leyes, intervenir directamente en todas las fases de su mandato, creando una posición absolutista, radical. Aun así, tenía mucha ascendencia sobre el pueblo pese a su despotismo, lo lograba por su habilidad para aprovechar el odio de sus enemigos para convertirlos en fuerza para sí. Eso es lo que hace Gustavo Petro, que propicia absurdos, para crear choques de pareceres, montajes calumniosos a través de terceras personas, como lo hizo Santos, que es un maestro en el arte de morder en la penumbra y crear de esa manera, las diferencias, que nunca se quedan en pasajeras, sino que llegan al punto de lo pasional, hasta generar la confrontación. Y… en medio del caos, nadan como pez en el agua, porque todo les resbala. Eso hacia Fernando Vll. convirtiendo lo potencial calculado, para interés propio, cuando lo transformaba en acto.
La historia del Rey Fernando Séptimo, tiene muchos rasgos a las que se formó en la mente de Gustavo Petro. Los inicios de vida de Petro, estaban marcados por extrañas y complejas formas de manifestar su arrogancia, y rebeldía, embargado por su absolutismo, que aprende en la escuela de la vida, y en los escenarios de la ESCORIA donde pululan los vicios de la degeneración, y de la criminalidad. Moldeó su carácter entre el peluche de un inofensivo muñeco como aparenta ser, mientras se formaba el monstruo con sus variables experiencias que se inician, entre Zipaquirá, barrio Bolívar 83, y Ciénaga de oro Córdoba, donde vivió poco tiempo, en el fresco ambiente, debajo de un techo de palma y paredes de bahareque.
Allá en Ciénaga de oro, comenzó a sacar las garras que luego terminó de afilar en los diferentes escenarios penumbrosos de rebeldía, y odio, en el interior de la república, entre lo urbano y lo selvático.
El Rey Fernando Vll por su parte, se rodeó de una camarilla, o comité de propaganda, para presentarlo como el hombre que encarnaba el bien para enfrentar el mal. Igual hizo hoy día Petro, con su bodega de la tecnología. Se mostró como la solución a la pobreza, y disfrazó el comunismo, con el progresismo adobado de fantasías y utopías, que venden imagen, entre un conglomerado de bobos y mentecatos que lo escogieron como el mesías y única opción disque para devolverle al país la equidad y la justicia.
Fernando Vll, se mostró como el gran opositor de Napoleón, y según cuentan los historiadores, solo era un juguete, oportunista, que lo utilizo el emperador francés, el que más tarde en la guerra por la independencia en 1808 y 1814, gracias a la Resistencia de las clases populares, saltó al ruedo Fernando Vll y se atribuyó el triunfo. Lo que, en algunos momentos. En definitiva, la maldad, se convirtió en virtud, gracias al poder de la venta de imagen y el comité de aplausos. Eso es lo que hoy, en tiempos modernos, se llama: “el marketing político”.
La bodega de Petro, es lo que hizo y sigue haciendo, para destruir honores, debilitar el auto estimas, el amor propio, y para venderle al pueblo, fantasías y utopías, que jamás serán realizables. Detrás de todo este escenario misterioso está el Fouché colombiano, el tenebroso Juan Manuel Santos, traidor, como lo fue Fernando Vll. -El rey, fue un represor de sus oponentes en silencio, actuaba como la más peligrosa víbora, igual que Petro y Santos su padre putativo e ideológico.
Petro es tan hábil, que ha logrado llevar a sus enemigos al terreno que conoce como la palma de sus manos para manipularlos y hacer más fáciles y favorables las circunstancias políticas. Eso hizo con los empresarios de Colombia, y con las fuerzas armadas y policiales, que las desarmo, y las volvió anti patriotas y compostura cabestrera.
El Rey Fernando, utilizó como estrategia mostrase en los momentos difíciles como sumiso ante los poderosos, como lo dije arriba en relación a su comportamiento con Napoleón. Igual hace Petro, con los poderosos del universo, y del cielo colombiano, en que ofrece con milimétrico calculo, y con la máscara falsa de humildad franciscana, invitaciones a doquier, para ayudar a la paz integral, violando los procedimientos judiciales, o con el falso propósito de fortalecer la justicia social, mediante un dialogo vinculante, como se lo planteó a Uribe.
Lo mismo hizo con Fedegán, para lo del reparto de las tierras, pero en el trasfondo, es solo un medio, para acabar con la Ganadería. Solo le pido a Dios, que Petro, acabe su mandato, como le ocurrió al Rey Fernando Vll, que después de firmar el tratado de Bayona, que fue una trampa del monarca francés, para hacerlo llegar a su territorio, termino el Rey Fernando Vll prisionero de lujo de Napoleón Bonaparte. Cómo quisiera que Petro, y Santos, después de ver los disparates y destrozos al sistema democrático, y la traición a la patria, fueran los prisionero de lujo de las fuerzas armadas y del pueblo de Colombia.
Toronto Canadá.
senengonzalezvelez@hotmail.com