Definitivamente jamás logrará el inquilino de la Casa de Nariño, “poner la cereza”, en el postre de sus manifestaciones carentes de seso. No era la persona brillante que los progres manifestaban, por el contrario, lo que sabe es usar palabrería sin fondo, sin sustento, como el culebrero de quinta categoría, que vende vermífugos a incautos, a sabiendas que más que inútiles son nocivos para la salud de animales o seres humanos. Este señor no gobierna, desgobierna a través de trinos o en manifestaciones orales, que demuestran estar ajeno a situaciones del país y aspectos que cualquier persona con un poco de instrucción comprende. Si se dedicara menos al delirio del Twitter, a leer más, a informarse mejor y comprender que no está en campaña permanente como había acaecido en los últimos doce años, no incurriría en opiniones torpes que generan burlas, por un lado, a las que nos habíamos acostumbrado frente al chofer que al parecer conduce los destinos de Venezuela, pero absurdo frente a quien se reputa como economista y se auto tituló en posgrados en que se matriculó, pero jamás culminó.
El caso del escándalo de Laura Sarabia, jefe del gabinete de gobierno nacional, ha hecho correr tinta, por los asomos de varios delitos contemplados en el Código Penal y además de faltas disciplinarias gravísimas contra la función pública según el Código General Disciplinario. Si los actos ejecutados y reconocidos públicamente contra una humilde empleada doméstica hubieran ocurrido en el gobierno anterior, las calles de las principales ciudades de Colombia se habrían incendiado, los sindicatos habrían convocado a paro general, los estudiantes de las universidades públicas habrían armado barricadas, la vía Panamericana al Sur del país estaría bloqueada y de paso se facilitaría el traslado de drogas para “exportar”. En las bodegas de twitteros y otras redes sociales, se habría generado varios hashtag como #nosestantorturando, #nosestanabusando, #nosestanexplotando.
La señora Sarabia a manera de justificación señala que “ha sido víctima” y que actuó en “el marco de la ley”. Es de suponer que se refiere al marco de alguna fotografía o de obra desconocida de arte denominada por su autor “ley”, porque dentro del ordenamiento jurídico colombiano no existe norma que autorice el uso del polígrafo a un funcionario administrativo, así sea el mismísimo presidente de la República y usarlo en un particular, ajeno a los cargos públicos relacionados con su seguridad personal y en condiciones muy específicas, sin acompañamiento de ninguna naturaleza, como aconteció con Marelbys Meza, quien fungía como niñera de algún descendiente de la Sarabia en enero del año en curso, pero conocidas las irregularidades solo desde la semana pasada.
El autista ministro de defensa, sale a justificar la actuación con el argumento que era legítima la actuación, por tratarse de una persona cercana al inquilino de la Casa de Gobierno, tanto o más torpe e insólito como cuando guarda silencio o dice sandeces con ocasión de ataques a tantos uniformados, casi que diarios a lo largo y ancho del territorio nacional, además del incremento cotidiano en inseguridad de toda la sociedad civil. La mirada errática de este señor como respuesta al caos del orden público en aumento, que va en contravía a la garantía de mantenerlo en condiciones de seguridad para todos los habitantes de esta patria, lo que indica que no está cumpliendo con el juramento que hizo al posesionarse como ministro. ¡Renuncie ministro, la cartera ministerial le quedó grande!
Pero los argumentos del Twittero mayor, que anda de periplo como siempre, haciendo osos internacionales, muy frecuentes al igual que los internos, en esta ocasión desde Brasil, como respuesta a la inspección judicial practicada por algún fiscal al inmueble propiedad del Estado y que hace parte del emporio presidencial, donde la señora Meza fue maltratada psicológicamente, son en extremo provocadores al buen juicio lógico, pero además jurídico que ostentan un buen número de compatriotas. Se “fajo soberano juicio de valor”, cuando arremete a manera de respuesta frente a la diligencia practicada por la Fiscalía General de la Nación, indicando que existen muchos crímenes sin resolver, frente a lo cual él ha solicitado informes. Posa de desconocedor de la realidad judicial de Colombia, sin distinguir lo que significa la investigación y juzgamiento de tantos delitos, por tantas unidades del ente investigador y tantos jueces y magistrados de la Jurisdicción Penal, que no dan abasto con el incremento delincuencial y sobre todo que se someten a toda suerte de argucias por algunos abogados que logran torcer el curso de las investigaciones, o sino que él nos dé razón de las triquiñuelas que le han permitido salir avante de las irregularidades penales en que ha incurrido como ciudadano común o como funcionario público. Cree el primer twittero de la nación, que puede pasar de cachete caído, que tanto él, como la Sarabia y el ministro autista, han reconocido públicamente que los hechos del polígrafo del que fue objeto la señora Meza, son ciertos y han tratado de justificar con argumentos ridículos.
Ya que el primer twittero de la nación le gusta hablar tanto de la Convención Americana de Derechos Humanos, deben invitarlo a leerla, para que comprenda que esta no solo es útil para mantener incólumes los “derechos políticos”, también articulándose con otros Instrumentos internacionales de DDHH, imponer a los Estados la obligación de realizar el ideal del ser humano libre y entre otros el derecho a la integridad personal, consagrada en su artículo 5º , donde se proscribe la tortura y trato degradante. Pero además en lugar de twittear, debería entender que no solo obliga al Estado la Convención mencionada, también hay otra denominada Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, que en su artículo 2 dice textualmente: “Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. No estarán comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos o mentales que sean únicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a éstas, siempre que no incluyan la realización de los actos o la aplicación de los métodos a que se refiere el presente artículo”.
Además, hay que informarle al gran tramoyero de la nación, que no haga tanto el oso balconeando y siendo propagandista del Sistema Interamericano, porque en esencia no lo conoce. De conocer real e integralmente los fallos por temas de la Corte IDH, tendría información suficiente en torno a las sentencias contra todas las formas de tortura, que se inician desde el año 1989 con el fallo en el caso Godinez Cruz Vs Honduras. Sea serio primer twittero de la nación, no defienda o justifique lo indefendible e injustificado. ¡Renuncie a ser el inquilino de la Casa de Nariño!
Una respuesta
Mis felicitaciones un a verdad que se tenia que decir.