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El poder está en las manos de los electores: no en los aparatos ni en las empresas de sondeos. Por: Eduardo Mackenzie

Les guste o no a los señores que hicieron ese sondeo, las cifras de Invamer son un obstáculo a la libertad de información. Esas cifras circulan en las redes sociales e imponen, automáticamente, una visión resignada, una unanimidad irreal, del campo electoral.

Muchas personas de buena fe, blandiendo esas cifras asombrosas –pues destacan exageradamente a sólo dos aspirantes contrapuestos y excluyen a los demás–, creen que un hombre providencial bajó de no sé dónde para salvarnos dentro de seis meses del monstruo comunista en las elecciones legislativa y presidencial.

Uno de los favorecidos por el sondeo, que a justo título es visto en Colombia como “el senador de las Farc”, desafía numéricamente al otro: el abogado penalista Abelardo de la Espriella quien no ha jugado ningún papel político en Colombia en los últimos 30 años.

Las cifras de Invamer, cuestionables y cuestionadas, en lugar de ayudar a los electores a ver claro, están cegando a millones de electores. Desesperadas ante la destrucción social realizada por el abyecto gobierno de Gustavo Petro, estos temen que Colombia siga en manos del trío Santos-Petro-Farc porque la oposición y sus numerosas precandidaturas no serían capaces de forjar una estrategia inteligente contra el grupo minoritario, devastador y ultra corrompido, que se apoderó del Estado en 2022 mediante sucias maniobras.

Yo comparto ese sentimiento de angustia, pero les diría a mis compatriotas: el pánico nos convierte en náufragos que tratan de aferrarse a lo primero que pasa por sus manos, sin ver que ese algo podría arrastrarnos al fondo del océano.

La desinformación tiene un objetivo: que descartemos rabiosamente desde ya a los otros candidatos, algunos de ellos excelentes, pues, sugiere Invamer, “no tienen votos”, como si los votos le pertenecieran a alguien y no al elector.

No es la primera vez que Colombia es víctima de campañas insidiosas de rumores y de distorsiones cognitivas para aislar preventivamente a unos candidatos presidenciales e inflar a otros para consolidar los designios de Caracas y La Habana.

¿Hemos olvidado que, en 2010, por ejemplo, antes de la elección presidencial del 30 de mayo, el candidato de Hugo Chávez era Antanas Mockus?  ¿Y que éste, postulado por los verdes, no ocultaba su admiración por el chavismo? ¿Recuerdan que Gustavo Petro y Mockus aceptaron jugar a hacerse los enemistados para completar la farsa?  Y que el partido de Mockus se alineó con los verdes europeos a pesar de que éstos intrigaban en el Europarlamento contra la seguridad y la economía de los colombianos.

La parte esencial de la vil maniobra de engaño contó sobre todo con la labia sin freno del dictador venezolano: éste lanzó amenazas violentas contra los colombianos que se atrevieran “a votar por Juan Manuel Santos”. Parece que hemos olvidado ese episodio. Hugo Chávez hizo la farsa de que Santos era detestado por él y la prensa de los dos países llegó a hablar hasta de una “crisis” entre Bogotá y Caracas. En ese contexto, los colombianos votaron por Juan Manuel Santos creyendo que había que cerrarle el paso al agente de Chávez. Sólo ignoraban que el agente de Chávez era otro. Así fue manipulado el electorado colombiano.

La desilusión de éste fue enorme cuando Santos, desde los primeros días de su instalación, destapó sus cartas: invitó al juez español Baltasar Garzón a ser su “asesor judicial”. Garzón era el mismo que dirigía una campaña acerba contra el presidente Álvaro Uribe y contra los militares colombianos. Era el mismo que pedía la devolución de los 14 paramilitares extraditados por Uribe a Estados Unidos para estructurar un expediente hechizo, montado sobre falsos testimonios, contra Uribe. Y lo peor: Santos comenzó a trabajar con Chávez en la línea de rendición del Estado colombiano ante las Farc. Resultado: el poder del narcotráfico y de la criminalidad se dispararon y crearon las bases para el caos gubernamental y la “paz total” de Petro.

Obviamente, Gustavo Petro fue beneficiado en 2022 por otra manipulación sofisticada. La técnica utilizada tuvo cinco componentes diferentes, pero la principal fue la de que el gallo tapado de Caracas llegara sin rival fuerte a la segunda vuelta.

En noviembre de 2021, un grupo nefasto saboteó la consulta interna del CD para impedir que las bases pudieran designar libremente su candidata presidencial. Llegaron a amenazar con irse a apoyar la candidatura de Federico Gutiérrez, ex alcalde de Medellín, no miembro del CD y candidato independiente, si la senadora María Fernanda Cabal era elegida candidata presidencial. El CD cedió y pagó caro esa debilidad. Destacó como candidato a Oscar Iván Zuluaga quien abandonó el terreno ante la guerra sucia del campo petrista. Debilitado por una campaña de desprestigio del petrismo, Federico Gutiérrez no llegó a la segunda vuelta y Petro tuvo como rival a un empresario de 76 años, Rodolfo Hernández, quien dejó plantada su campaña. Petro le ganó a Hernández, pero sólo por 680.000 votos. ¿Qué habría pasado con María Fernanda Cabal como rival en esa segunda vuelta?

Lo interesante es que, quien comenzó a sabotear, en octubre y noviembre de 2021, la escogencia de la senadora Cabal, la más capaz para cerrarle el paso a Petro, propone ahora otro descarte de ella: que el CD respalde la candidatura de un ex ministro de Santos, Juan Carlos Pinzón. Como el saboteador no para, su odio alcanza ahora al CD descrito por él como un partido “irrelevante” que “comenzó a perder el norte político”. Ello lo llevó a ayudar a otro aspirante, Miguel Uribe Londoño, quien terminó siendo expulsado del CD por divisionismo.

Valdría la pena no olvidar otros detalles: en marzo de 2022, un ruso y siete colombianos fueron capturados por autoridades al comprobar que estaban alquilando cuentas de ahorro para lavar y distribuir dinero para desestabilizar el orden público. En efecto, un civil ruso que dijo llamarse Sergei Vagin, y el tercer secretario de la embajada de Rusia en Bogotá, Nikolay Rykov, estaban involucrados en esa actividad. La revista Semana reveló que Vagin se encargaba de “mover millones de dólares para financiar acciones contra la fuerza pública y actividades que alteraron el orden público en diferentes ciudades del país durante las manifestaciones y protestas que se han registrado en el país desde el año 2019” (1).

La amnesia cubre otros hechos importantes como el de abril de 2022, cuando 41 asociaciones y federaciones de miembros (r.) de la fuerza pública –en resonancia con dirigentes políticos, electores, juristas, periodistas y activistas–, emplazaron al Registrador Nacional, Alexander Vega Rocha, por las “anomalías, errores, inconsistencias y falsificaciones aparecidas” en los “confusos conteos y escrutinios de las elecciones para Congreso del 13 de marzo de 2022” (2).

¿Quién puede creer que, en esta ocasión –a finales de 2025, cuando la subversión se juega su continuidad–, no hay manipulación cognitiva del electorado ni hábiles operaciones subterráneas para impedir que el CD gane la presidencia en 2026?

(1).-  https://www.semana.com/nacion/articulo/atencion-capturan-a-ruso-por-financiar-acciones-contra-la-fuerza-publica-en-el-paro-nacional/202218/

(2).- https://twitter.com/acorecolombia/status/1509999643056345096

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