El punto en común de lo que dicen sobre Colombia el New York Times y L’Humanité, dos diarios, uno liberal-americano y el otro comunista-francés, es su indiferencia glacial por los detalles. Los dos matutinos fingen un asombro y un temor por lo que ocurre en Colombia (1). Dicen que el presidente Iván Duque está “saboteando” el pacto Santos/FARC (esa fue la palabra que utilizó el NYT). El diario mamerto francés dijo que Duque está “dilapidando el acuerdo de paz”. Ambos diarios estiman, cosa insólita, que el sector político que ganó la presidencia de la República, es decir el elegido por las mayorías nacionales, está poniendo en peligro “la paz”.
Lo que están pidiendo el NYT y L’Humanité es idéntico: que los colombianos renunciemos a nuestros valores, y a la visión que tenemos de la situación actual, y que troquemos esas convicciones por la basura ideológica de las FARC. Que L’Humanité pida eso no me sorprende, pero que el NYT diga lo mismo, sobre todo eso de que “Duque se atenga a los acuerdos, incluyendo el sistema de justicia transicional”, me asombra. ¿Dónde fueron redactados esos editoriales? ¿En París? ¿En Nueva York? ¿En Caracas?
Parece que ese editorial es respaldado por el “comité editorial” del NYT. El mismo que el 12 de septiembre pasado editorializó esto: “Presidente Trump: no interfiera en Venezuela”. Ese mismo editorial caracterizó como “líderes rebeldes en Venezuela” al equipo del presidente (e.) Guaidó. Ese es el NYT de hoy.
Los dos diarios izquierdistas se rehúsan a abordar los detalles del tema, niegan las particularidades de la situación política colombiana. No quieren examinar el punto principal y lo que ofrecen es una fraseología convenida. Ejemplos: afirman que “los integrantes de las Farc dejaron las armas”, que “reformar el sistema transicional de justicia (…) podría poner fin al acuerdo”, que la JEP “repartirá las culpas”, que hay una “concordia nacional” y otras fantasías.
¿La paz fue alcanzada por el acuerdo Santos/Timochenko? ¿Por qué los ataques terroristas nunca cesaron? ¿Por qué miles de guerrilleros FARC se pasaron al ELN? ¿Quiénes son las “disidencias” de las FARC? ¿Quién está realmente poniendo en peligro la paz? ¿Quién está matando a los “líderes sociales”? ¿Por qué los colombianos rechazaron, en un plebiscito nacional, ese acuerdo? ¿Los colombianos se equivocaron? ¿Santrich no fue pillado negociando una carga enorme de cocaína hacia los Estados Unidos después de los acuerdos? Nadie de esos dos diarios se atreve a tocar esos temas.
Es tal el desvío del NYT que termina dándole la razón a alias Márquez. El NYT transcribe la amenaza de ese jefe de las FARC: “Fue un grave error haber entregado las armas”. Lo hizo sin rechazarla, sin valorarla, sin decir que es injustificada. Ni siquiera L’Humanité cayó tan bajo.
Ambos diarios excluyen la reflexión, incapaces de entrar en el tema. Son incapaces de examinar en detalle los elementos de información más básicos de esa problemática. Diríamos que le huyen a los detalles pues saben que éstos son explosivos y que dan la razón a las mayorías colombianas que se opusieron al pacto Santos/FARC. El país sigue rechazando ese pacto por buenas razones y porque está viendo cada día los efectos criminales de ese pacto. Sobre eso ni una palabra en ninguno de los dos artículos.
El editorial del NYT no menciona el caso Santrich. Le avergüenza ese tema. Sabe que es explosivo. L’Humanité sí lo menciona pero para pintar a ese bandido como una víctima inocente de la DEA. ¿Los detalles de ese caso? Ni por las nubes.
Esos dos diarios no son capaces de mostrar una vía. La única que proponen es increíble. Es someterse a los dictados de las FARC: “trabajar con los rebeldes”, exige textualmente el NYT. Esa es la esencia del planteamiento del New York Times y de L’Humanité. Duque debe someterse. Y mientras tanto, la administración Trump debe descertificar a Colombia, es decir cortar la asistencia financiera a Colombia. El NYT lo dice explícitamente. Es obvio que esos dos textos coincidentes, el francés y el americano, muestran que hay una empresa internacional para aislar y debilitar a Colombia. ¿Trump se dejará impresionar? ¿Duque tendrá el coraje de levantarse contra eso?
El NYT llega al colmo de creer que la erradicación de los cultivos ilícitos se puede alcanzar “trabajando con los rebeldes”. ¿Ese diario no sabe que esos “rebeldes” son los más grandes carteles de la droga de Colombia y que ellos no están dispuestos a perder ese descomunal negocio? Lo que dice en ese editorial el NYT deja de ser angelismo para convertirse en algo peor impronunciable.
Estoy convencido que un día, una nueva generación de periodistas americanos repudiará el horrible editorial del 24 de mayo de 2019.