Experta de Unisimón destaca la necesidad de que haya una formación centrada en la integralidad del ser humano.
Barranquilla, 26 de enero de 2020.- La educación juega un papel fundamental para el desarrollo de todas las naciones. Por ello se presenta un análisis sobre cinco retos que asumen los actores de este sector, a propósito del Día Internacional de la Educación que se celebra este 24 de enero, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Esta fecha se convierte en una oportunidad para concienciar a todos sobre la importancia de la educación para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente el número 4 que establece una Educación de Calidad.
La socióloga y licenciada en Educación Cecilia Correa de Molina, magíster en Administración y Supervisión Educativa, doctora en Ciencias Pedagógicas y gestora del doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Simón Bolívar, explicó los principales desafíos en este tema.
El primer desafío es comprender la dimensión de una formación centrada en la integralidad del ser humano. Como parte de esto, la experta planteó la necesidad de fortalecer la relación sistémica de las personas con el planeta, con el objetivo de generar una sociocultura ambiental orientada a la comprensión y responsabilidad social con el Planeta, buscando con ello mitigar el impacto del cambio climático que se vive actualmente, uniendo así lo que ha venido desunido.
El segundo desafío se orienta a la necesidad formativa del conocimiento integral de la condición humana. Este reto se perfila al fomento desde todos los niveles educativos del conocimiento integral de la condición humana en su relación dialógica de aspectos objetivos y subjetivos. “La educación en todos los niveles y modalidades debe trabajar no solamente la objetividad en el mundo de las competencias y las habilidades, sino también en la articulación dialógica con los estados de la conciencia, la moral pública, la bioética, los valores convivenciales y de ciudadanía responsable, la espiritualidad, entre otros. Las leyes educativas hablan de educación integral, pero esta concepción y responsabilidad educativa no ha logrado su materialización, quedando en muchos casos en el enunciado: es necesario reflexionar y actuar sobre esta situación.
El tercer reto se contextualiza en la materialización de una política formativa de maestros, quienes deben ser valorados por el papel fundamental que juegan en relación a los procesos formativos que lideran en todos los niveles educativos. Correa de Molina enfatizó en que la formación debe ser permanente para que el maestro se mantenga contextualizado e interprete adecuadamente los constantes cambios sociales, económicos, políticos, tecnológicos y culturales y la religación de estos con los procesos formativos de los estudiantes.
Otro aspecto es la comprensión de la lógica de las nuevas tecnologías en la formación integral de los estudiantes. La meta es que el profesor tenga un conocimiento contextualizado de los avances tecnológicos y sus implicaciones en los diferentes niveles del desarrollo del ser humano. “Las tecnologías deben ser aliadas en el buen sentido y no separar los procesos de comunicación fundamentales en la formación de los estudiantes para el fortalecimiento de la contextualización. Desde el ámbito formativo del estudiante, el objetivo de la articulación tecnológica es la búsqueda de la comprensión acerca del papel de las tecnologías en el desarrollo humano y socioeconómico en la necesaria contextualización histórica de los estudiantes teniendo claro “sus límites en los procesos comunicativos y socioafectivos de los seres humanos”.
Como quinto desafío, la investigadora emérita por Colciencias consideró que es vital que el concepto de integralidad que históricamente se proclama realmente facilite su aplicación en los procesos formativos, para lo cual es importante concebirla como un proceso sistémico y transdisciplinar. Para Correa es fundamental que se promueva una educación contextualizada y orientada hacia la condición humana integral, para lo cual se requieren políticas de mayor involucramiento en este proceso, que promuevan la real participación de maestros, padres de familia y de las comunidades. “Hay que darle cada día más importancia al maestro y al padre de familia”.
La educación ofrece a los niños y niñas, un camino para alcanzar un futuro prometedor. Sin embargo, 258 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni tienen los conocimientos básicos de matemáticas; menos del 40 por ciento de las niñas del África Subsahariana, completan los estudios de secundaria de ciclo inferior y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable.
En esta fecha, la ONU hace un llamado a que haya una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos, y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, de manera que los países logren una igualdad de género y rompan el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.