La seguridad en nuestra ciudad cada día es la mayor preocupación de los que residimos y visitan ocasional o permanentemente; la crisis se ha convertido en un situación de salud pública, por la preocupación y estado de salud de los ciudadanos, ante la falta de garantía de su seguridad y tranquilidad; cuando se movilizan en vehículos, calles, parques, avenidas, o cuando sus familiares no llegan a la hora de costumbre o se sientan en la puerta de su residencia.
Este contexto de seguridad que vive nuestra ciudad es real; nos coloca en desventaja ante la competitividad y nos aleja de la inversión que permite generar empleo y calidad de vida; es decir, las autoridades civiles y policivas , están fallando en las garantías del servicio de seguridad en nuestra ciudad, acercándose a un concepto de Ciudad fallida en seguridad; es decir, por la pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza, degradación de la autoridad legítima en la toma de decisiones, poco control sobre su territorio, altos niveles de corrupción y de criminalidad, victimas y desplazados, así como una marcada desigualdad económica, basado en conceptos de expertos en la materia.
En un sentido amplio, el término Fallido, se usa para describir un Estado o ciudad, que se ha hecho ineficaz, teniendo sólo un control nominal sobre su territorio, en el sentido de tener grupos armados (e incluso desarmados) desafiando directamente la autoridad del Estado, no poder hacer cumplir sus leyes debido a las altas tasas de criminalidad, a la corrupción extrema, a un extenso mercado informal, a una burocracia impenetrable, y una ineficacia judicial.
Este concepto es un símil del contexto de la seguridad en nuestra ciudad, donde no se tiene control por parte de las autoridades civiles , policivas y militares; por consiguiente, no hay estrategias y políticas para garantizar la seguridad y tranquilidad a los ciudadanos que cada día sienten miedo , preocupación y riesgo de su integridad, por la ola de atracos, pandillas, microtrafico , robos, homicidios, asaltos, fleteos y con novedades jamás ocurridos en materia de seguridad ciudadana, tales como; secuestros, atracos a buses vehículos, casas de piques, encuentro de cadáveres en fosas comunes, personas desaparecidas y rapto a mujeres.
No se puede ocultar las obras de infraestructura de la ciudad e imposible condenarlas. Todo lo contrario resaltarlas, y tener la capacidad crítica de entender que ese es modelo de 12 años de gobierno, donde se construyó una ciudad (parques, calles, corredores, pasos caminos entre otros), pero se ha deteriorado una sociedad que hoy está inmersa en su gran mayoría en la pobreza, extrema pobreza, homicidios, droga, delincuencia, falta de oportunidades en la educación superior ( solo ingresan a la universidad 2 de cada 10 bachilleres de las instituciones oficiales); es decir, una desigualdad social que se palpa a diario en los diferentes barrios de los sures de nuestra ciudad.
En conclusión, se ha construido una ciudad de infraestructura pero se ha abandonado una sociedad, cuyas cifras de pobreza, informalidad, delincuencia y homicidios, es inocultables; no obstante, en la actualidad, no hay propuesta de solución y satisfacción ciudadana, lo cual permita a los ciudadanos desde la reflexión y acción, hacer un cambio político en nuestra ciudad en el periodo 2020-2023. Por supuesto, cuando votemos de forma consciente y con autonomía, desde una propuesta que solucione los problemas que nos afecten, como: seguridad, movilidad, pobreza, desigualdad y buen trato al ciudadano.
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