Cuando tenía mis combates y alguno de mis hombres caía, me dolía profundamente su muerte pero me consolaba pensando que de alguna manera esa había sido su elección.
Nadie lo había obligado a tomar el camino de exponer su vida en defensa de la vida de otros.
Esa decisión de honor había sido enteramente suya.
Por otro lado, me dolía mucho más la amarga pena que cada día traería su ausencia a sus padres, su viuda y sus huérfanos.
Ellos no habían escogido ese destino y ahora tendrían que sufrirlo.
Ahora, en mi vida civil, como profesor y en otras tierras, siento lo mismo cuando muere uno del otro lado.
Esa fue su decisión, estar del lado equivocado y morir en su error.
Pero sus padres, su viuda y sus huérfanos, no tomaron esa decisión y ahora, también sufrirán su ausencia.
En mis noches de desvelo, pienso que esta guerra fratricida ha sido una terrible equivocación.
Nos hemos estado matando, pobres contra pobres, para que los privilegiados vivan y gocen.
No me puedo morir sin cambiar, o al menos intentar, con toda mis fuerzas, cambiar ese estado de cosas.
Esta abominable “caterva de descastados” lo único que ha hecho es incentivar ese odio para poder seguir robando.
No podemos seguir permitiéndoselo.
Colombianos, los convidó a que sintamos cada uno en nuestro corazón el dolor de esos padres, viudas y huérfanos de ambos lados y digamos “basta ya” a esta inmisericorde carnicería promovida por los que nunca han sufrido, ni sufrirán, ni un solo rasguño.
La intención mayor y noble al crear el Partido Nuevo y Limpio es defenestrar a estos “bellacos” de izquierda, centro y derecha que han usufructuado las mieles del poder a costa del sufrimiento de todos los demás compatriotas.
Si estos malos hijos de Colombia no se hubieran robado todo, nosotros habríamos vivido en tal estado de bienestar que nunca hubiéramos tenido motivos para matarnos, pobres contra pobres.
Remplacémoslos con la gente buena que pulula en nuestros campos y ciudades.
Escojamos en libertad, sin la amenaza de los criminales de cuello blanco ni de los crimínales de fusil, a los mejores, los más honestos, los más capaces y los más comprometidos.
Todos los problemas que tiene nuestra patria: narcotráfico, violencia, inseguridad, desempleo y crimen son sólo las manifestaciones de la enfermedad.
La verdadera enfermedad es la “caterva de descastados” de izquierda, centro y derecha que nos han traído, en su abyecta ambición, a este pozo profundo de desesperanza y frustración.
Les aseguro, que si logramos defenestrarlos, el dinero que ahora ellos con su corrupción se roban, rendirá y con ello vendrá el bienestar que es el verdadero sinónimo de la palabra paz.
El año 2025 será el año de la transformación política en Colombia.
Nuestra patria tendrá, por fin, el partido independiente que pueda llevar al poder a los mejores sin necesidad de venderse en compromisos y componendas.
Sólos, sin negociar la conciencia, y fundamentados en la voluntad invencible de un pueblo que al fin, gracias a Dios, despertó a la libertad, ganaremos las elecciones del 2026.
Colombianos, no hay marcha atrás.
Atrás está el abismo.
Partido Nuevo y Limpio