Después de la tenebrosa jornada del 21 de noviembre, propiciada por los organizadores del destructivo paro nacional, con bloqueos de vías en varias ciudades que desencadenó una serie de actos terroristas con nefastas consecuencias para los colombianos, sus promotores anuncian que las jornadas de protesta continúan. Es claro que no les importa que con ellas se afecte considerablemente la vida cotidiana de millones de colombianos, tampoco que se generen graves repercusiones para el proceso de recuperación económica del país; lo suyo es generar daño y caos.
Con los bloqueos y demás actividades del paro se afectan los grandes grupos económicos y comerciantes del país que han perdido una importante cantidad de recursos y negocios, máxime en esta época del año qué representa para muchos de los actores de la economía nacional una importante oportunidad para mejorar sus ingresos, para generar empleos y para contribuir al crecimiento del país. Además de esto, poco se detalla el impacto que el paro ha tenido en las economías familiares de muchos colombianos, de pequeños transportadores y comerciantes que pierden ingresos por la disminución de la actividad, eso sin hablar del impacto social que implica a muchos tener que caminar por horas para llegar a sus lugares de trabajo y residencia.
No les ha bastado con todo el daño que han ocasionado, los promotores del paro anuncian nuevas manifestaciones incluso durante el mes de diciembre; para ellos no hay espíritu navideño, no ven la necesidad de que muchas personas puedan obtener ingresos adicionales durante este mes en sus comercios, que otros puedan conseguir trabajo por la temporada (muchos jóvenes que contratan en almacenes, restaurantes y sitios turísticos). Para ellos lo único importante es generar caos y con ello destruir el país. Ya es claro que su verdadero propósito es presionar al gobierno para reanudar diálogos con el ELN; no tiene nada que ver con más recursos para educación, ni luchar contra las desigualdades (menos cuando uno de los promotores vive en una casa de un millón de dólares y usa zapatos Ferragamo de más de $2 millones), ni la lucha contra la corrupción. Si esos fueran los propósitos, ¿por qué no radican proyectos de ley en el Congreso y buscan su aprobación democrática?
En medio de todo surge una inquietud: ¿De dónde salen los cuantiosos recursos que demandan este tipo de actividades? El programa Testigo Directo entrevistó algunos de los responsables de las protestas en Bogotá, reconocen que hay financiación para las actividades en contra del país con sumas bastante considerables. Es claro que alguien suministra los recursos para movilizar simultáneamente tanta gente por varias semanas, en varias ciudades; ello requiere una gran logística que cuesta mucho dinero, ¿de dónde salen los recursos financieros para ello? ¿Quién los financia?
Es famosa la frase en inglés follow the money (sigue el dinero); la raíz de muchas cosas se encuentra al determinar con certeza de dónde se obtienen los recursos para financiar todo esto, es claro que no es algo aislado; por el contrario, obedece a un plan de largo plazo que demanda grandes sumas de dinero. ¿Serán acaso dineros provenientes del Castro Chavismo? (el que algunos dudan que existe pese a lo que se ve en Chile, Bolivia y Colombia) ¿O serán acaso los recursos billonarios que las FARC lavaron gracias al narco acuerdo con Santos? Es Claro que hay disponibles grandes montos de dinero para el objetivo de desestabilizar el país. Ya sabemos que el paro, promovido por unos pocos en representación de una minoría, busca presionar al gobierno Duque para que modifique su plan de gobierno por el cual lo elegimos más de 10 millones de colombianos y de paso desestabilizar el país; ahora debe conocerse quien los financia…Es simple…Follow the money.
EL COLMO 1: Terrible lo ocurrido con la muerte del joven herido en las protestas en Bogotá, no debería estar encapuchado enfrentando a la fuerza pública; algunos medios (los mismos que callaron de manera cómplice ante el tema del reclutamiento, esclavitud sexual y asesinato de cientos de menores por las FARC) enjuiciaron y condenaron anticipada y absurdamente a nuestra Fuerza Pública por este penoso suceso en vez de cuestionar a quien incita a los jóvenes a estas actividades. NO HAY DERECHO.
EL COLMO 2: En enfrentamientos con vándalos que destruían infraestructura pública y privada fueron heridos más de 360 miembros de Nuestra Fuerza Pública, entre ellos varias mujeres que la conforman. Pese a la magnitud de esas cifras pocos medios de comunicación condenan el hecho. NO HAY DERECHO.
EL COLMO 3: Según cifras el día de mayor participación de las marchas (noviembre 21) en todo el país se reunieron 208.000 personas. Si estimamos una población de 47 millones de colombianos indica que el 0,44% de ella apoya el paro. Esa minoría pretende cuestionar a un gobierno elegido democráticamente por más de 10 millones de colombianos y exige cambios absurdos que solo los beneficia a ellos y a sus amigos FARC y ELN. NO HAY DERECHO.