COLUMNISTAS

¡Riesgo de autoritarismo! He escuchado con atención la conferencia del doctor Mauricio Gaona en el congreso de Fenalco en Medellín. Sus palabras fueron un campanazo de alerta sobre lo que vive Colombia. Hasta que no cortemos la última cabeza de la monstruosa hidra de Lerna no podremos cantar victoria.

Vivimos un proceso de desmantelamiento institucional disfrazado de legalidad, un autoritarismo constitucional que, como en el caso de Venezuela, avanza paso a paso hasta dejar a los ciudadanos sin voz ni herramientas de defensa. El doctor Gaona recordó como en Caracas todo empezó con reformas presentadas como inofensivas, con jueces sometidos, con normas retorcidas para acomodar la voluntad del gobierno que se decía “progresista y trasformador”.

Hoy nuestro vecindario es una muestra viva de lo que significa lo que es entregar la democracia a un irresponsable, que nada tiene que perder: Un cascaron vacío de instituciones que no sirven para nada. Solo son útiles para legitimar la arbitrariedad. Los colombianos venimos caminado por la misma ruta, bajo un discurso del “cambio “que se nos quiere imponer con lecturas sesgadas de la Constitución, donde la separación de poderes se diluye, mientras el ejecutivo trata de concentrar la agenda pública, en nombre de los pobres, de una paz mentirosa y pulula la narrativa populista.

El gobierno actual es un compendio de improvisaciones, y a su lado tenemos una dirigencia regional haciéndole el juego a Gustavo Petro, vgr, el gobierno del Huila. Se gobierna con ocurrencias, se legisla con emociones, se administra con titulares de prensa. ¿Que hemos tenido como resultados? Un pais más inseguro, más dividido, más desconfiando de su futuro y que, peligrosamente comienza a resignarse.

Por eso el jurista Mauricio Gaona insistió, y yo lo comparto, en que este no es un debate académico, ni un asunto reservado a constitucionalistas: Se trata de la vida cotidiana de los colombianos la que esta en juego. La ley, lo dice el profesor Gaona, cuando se convierte en un disfraz para el abuso, cuando el gobierno usa su poder como fortín político, todos estamos en riesgo. No hay un solo sector que se salve de la deriva autoritaria.

Colombia necesita mas coraje, no podemos seguir aplaudiendo inauguraciones menores, no dejarnos seducir por la retórica que detrás de su discurso, la palabra “cambio”, esconde la destrucción de las bases democráticas. Tampoco podemos callar frente a los gobernantes locales que prefieren posar en fotos mientras la sociedad se hunde en violencia, desempleo y atraso. Ojo, pues, ¡estamos advertidos!