COLUMNISTAS

Si el presidente Gustavo Petro Urrego hubiera sido un buen político, y un gobernante con sentido social autentico, menos soberbio, y respetuoso de los tres poderes que conforman la nación, como estado de derecho, hoy, no tendría el conato de motín   a bordo que al parecer se le está formando, y que, de cristalizar, nos puede llevar a extremos inimaginables, muy parecido a una guerra civil. Personalmente, creo que sería un desastre que mancharía la historia y las ilusiones políticas del partido comunista colombiano, que a juzgar por lo que he escuchado de dirigentes brillantes e intelectuales, me da la impresión que Petro se salió del ideal, para embarcarse en una revolución que más tiene de odios y desquites, que de ideológica.

Pero el fenómeno sobresaliente, lo causó la postura del Rey de España, que en un acto que más parece el pago de un favor, que el honor al merecimiento, terminó lavándole la cara a Petro al otorgarle la máxima condecoración al presidente de Colombia, sin ton ni son.  Este insólito gesto, nos permite acercarnos a una lectura, que el Rey o está harto de las pompas y ridiculeces de la realiza, y de manera sutil, pero rebelde, también ha querido demeritar el valor nacional de la medalla, y recurrió a esa manera   para desprestigiarla es imponiéndosela   al más enroscado de los pendejos.

Eso me hizo recordar en una tarde de luces de mi Cartagena de Indias,  a un amigo, que para inaugurar la plaza de toros,  había que repartir oreja y rabo, a diestra y siniestra. Entonces se presentó con un saco lleno de orejas de la raza INDUBRASIL de la que, de cada oreja, salen 4 de los toros de lidia- El Rey   después de la medalla de Petro, repartirá medalla, oreja y rabo. Ah, Falto Francia, para que el honor a la medalla, hubiera sido completo y bien enroscado. El rey ha insultado a España, y… Petro, se ha burlado de quien lo condecoró, sobre todo, después de haber hablado espantos de la colonia y las atrocidades de los colonizadores que llegaron a estas tierras de América, que no descubrieron ni Cristóbal Colon, ni ninguno, porque estaban habitadas por gente inteligentísima, que eran los indígenas.

Sinceramente, hay que felicitar a Petro, porque se pasó por la faja los protocolos, se burló del parlamento español, y del Rey, a excepción de Vox, que no soporto ni el discurso de Petro, ni la generosidad burlesca, y ridícula del rey, que poco tiene de esa investidura.

El movimiento VOX de Abascal, tomó la decisión de abandonar el recinto como protesta a lo absurdo. Se le olvido al Rey, que ese escenario de esa bella nación española, es fuente donde   brillan las inteligencias, el buen uso de la razón, y especialmente, la oratoria del lenguaje bien castigado de Cervantes. Ha insultado el rey, a esa catedral de buenos y respetables escritores que hacen de   España, un país culto y universalmente respetable.  El rey, peló el cobre, y Petro, se bañó en oro. De las primeras damas, no diré, ni PIO. Solamente, que bellas si estaban. Pio, pio.

Toronto Canadá.

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