En el militar y policial la legitima defensa está íntimamente unida la vida con el honor militar que hay que respetar. De manera que cuando un revoltoso los ataca, están vulnerando esos dos elementos sublimes. Por ello, tanto el gobierno como los revoltosos, están jugando con la candela.

Para mi es la mejor frase que salió del corazón, al parecer de un CABO del Ejército que vio morir a uno de sus compañeros, es esta la que he tomado como título de mi editorial. Creo que esa no es una simple frase, sino una sentencia del alto vuelo mental cuyo contenido humano y filosófico es tan inmenso que refleja el principio de la legítima defensa, en que se confronta el bien contra el mal del cual hay que defenderse.

La Legitima defensa, o auto defensa, es precisamente la que han perdido los soldados y policiales de Colombia, y por ende los mismos ciudadanos a quienes se les ha prohibido armarse para defenderse porque el presidente Petro y el ministro de Defensa, se pasaron por el fundillo las normas penales, y constitucionales, y el derecho a defender la vida.

Estos con sus prohibiciones han convertido la nación en territorio de criminales con licencia para matar, y eso significa que estamos bajo el dominio de unas mafias asesinas. Cuando se priva al ser humano de los medios para defender su vida y se normaliza la pérdida del derecho a la legitima defensa, se está construyendo las bases para transformar el estado en CRIMINAL y de paso, le abre el camino al narcotráfico para volverlo en zona franca, para su libre explotación y comercio, creándose en la sociedad un clima de inseguridad total.

Cuando la respuesta es proporcional a la agresión, la legítima defensa brilla con luz propia. Entonces, es cuando esa caterva de indios degenerados, drogadictos, violadores machistas de sus propios hijos, sale por mandato de sus mafias, o como estrategia del gobierno, a darles machete a los soldados y policías desarmados.

Jamás podría ser desproporcionado que estos si tienen el arma disparen. Un machete resulta sucio, vulgar innoble, más doloroso que un disparo que, si se dispara con buena puntería y en la cabeza, se pasa a la vida eterna sin sufrimientos y sin pagar peajes. Pero una muerte a machetazos, es horrible, porque es una carnicería sin anestesia.

Pero así como están las cosas tan delgaditas, les va tocar pensar a los policiales y  soldados en aplicar la bella sentencia, del sub oficial que sin duda, y con todo pesar, es preferible ver llorar a cientos de madres cuyos hijos son criminales, que a las madres de los policías y soldados, que están para defendernos, pero Petro y su ministro, los desarmó y los lanzó a los filos de los machetes y el mazo de los garrotes. Eso no se le ocurre sino a mentes criminales, y no estamos lejos, porque el gobierno de Petro se caracteriza por los diversos trastornos psicológicos que van desde el impulso a ser ricos, hasta matar para alcanza serlo.

Soldados y policías no se dejen apalear, disparen, recuerden que tienen madres e hijos. Termino recordándoles a los señores militares. Hay dos enfoques de la legítima defensa. Uno, cuando se defiende el honor militar, y la otra, cuando se defiende la vida. Pero cuando se trata de un militar o de un policía, se unen las dos, en una. Porque el solo hecho de llevar el uniforme, se fusionan los dos deberes en uno que obligatoriamente se tiene que defender.

Todos esos revoltosos han faltado el honor militar y policial de las instituciones de seguridad del estado. Pero el primer violador que las humilló fue Petro y su ministro de Defensa, por ello, siempre dije, una cosa es la subordinación, pero honrando el honor militar y otra es desconociéndolo para humillarlo.

Toronto Canadá.

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