Uribe no es un político cualquiera. Es el líder popular por excelencia, actor incomparable de la política desde hace 20 años y quien impidió que la guerrilla llegara al poder, fue el freno del agresivo avance del comunismo en el Continente y ha sido el gran dolor de cabeza para Santos y para las Farc. Ha coleccionado pocos pero poderosos enemigos, entre ellos periodistas y magistrados, el actual Presidente, además de la izquierda de acá y de afuera. Como no pudieron nunca derrotarlo en las urnas, pretenden destruir su reputación y privarlo de su libertad.
Para ello han puesto en marcha un montaje en el que participan la izquierda radical, miembros de la Policía, funcionarios de la Corte Suprema de Justicia y del gobierno Santos. Explico brevemente algunos puntos que lo prueban:
Distintas personas aproximan a personalidades cercanas a Uribe para decirles que Juan Guillermo Monsalve, quien ha acusado al ex Presidente pretendía retractarse (Monsalve fue desmentido por su propio padre y era como mucho un mozalbete cuando dice haber sido testigo).
A Monsalve, que está en la Picota, le entregaron un reloj para grabar video y audio. El sofisticado artilugio sería del MI6, servicio secreto británico, con quien ya había trabajado Santos al menos desde el 2012. La preparación de Monsalve tuvo que hacerse con autorización del Inpec, dirigido por policías. Y son policías quienes tiene el contacto con los espías ingleses.
Reconocidos periodistas enemigos de Uribe han recibido apartes del expediente que está bajo reserva sumarial y cuya violación es un delito. Esas filtraciones fueran hechas por funcionarios de la Suprema. No ha iniciado ninguna investigación sobre ellas.
Aunque hay muchos testimonios que probarían su culpa, en la Corte cerraron una investigación contra Iván Cepeda (cuyo padre, reconocido dirigente comunista, da nombre a un frente de las Farc) por proponerle a delincuentes a que rindan testimonio contra Uribe a cambio de muy distintos beneficios. En cambio abrió una contra el el denunciante. Para dar una idea, Cepeda se reunió al menos nueve veces con Monsalve, según él mismo confiesa. Otros dicen que veintiuna. Ni siquiera ha sido considerada la carta de Enrique Pardo, compañero de Monsalve, donde narra los ofrecimientos que Cepeda le hiciera, las maniobras para no trasladarlo de prisión y los beneficios dentro de la cárcel. Tampoco los testimonios de la ex flscal Hilda Niño, sobre presiones a prisioneros para que acusaran a Uribe y su hermano y la vinculación de fiscales y magistrados en esa maniobra. O el del paramilitar Ramiro Henao, donde detalla como Cepeda ofreció “beneficios administrativos, jurídicos y económicos” a cambio de declaraciones contra el ex Presidente. Aún más grave, Carlos Areiza fue asesinado después de confesar que había mentido, a cambio de dinero y privilegios ofrecidos por Cepeda, cuando acusó a Uribe. ¿A quién beneficiaba su muerte? ¿Qué advertencia se envió con su asesinato a quienes hablaran contra Cepeda?
En cambio contra Uribe vale todo, aunque en los audios se prueba que el abogado Cadena cuenta que el ex Presidente le pidió que “le diga al señor Monsalve que le mando pedir el favor [de] que diga la verdad y nada más que la verdad” y que “tenga mucho cuidado porque cualquier cosa la Corte lo interpreta como manipulación de testigos”. ¡Imposible más transparencia en la conducta de Uribe!
En mayo, los abogados de Uribe y el representante Prada preguntaron al tribunal si había expediente contra ellos sobre los supuestos delitos que ahora se les imputan. La Corte respondió que no, aunque ahora reconoce que está abierto desde febrero de este año. Tenían un expediente “secreto” desde donde hacían la investigación y le mintieron a los abogados, en abierta violación del derecho de defensa.
Piden que no cuestionemos las decisiones de estos magistrados porque sería irrespetar la democracia. Recordemos: la Corte volvió delitos para funcionarios uribistas conductas normales para el resto de mortales y solo esos funcionarios, nadie más, han sido condenados por esos supuestos delitos; existen los falsos testigos; Sandra Yepes, auxiliar de Barceló, el magistrado que indaga a Uribe, fue quien interrogó a Areiza antes de su asesinato, trabajó de la mano de Iván Velásquez, reconocido enemigo del ex Presidente, y es quien dirige ahora la investigación contra él; tres ex presidentes de la Corte son investigados por corrupción; Barceló es mencionado en las grabaciones de la DEA. Es la Corte que invalidó los computadores de Reyes, impidió conocer los vínculos de la farc política y le salvó el pellejo a Teodora. Con esos antecedentes…
Además, los magistrados hacen imposible la anunciada reforma a la justicia: dirán que es una venganza. Y le lanzan un misil a la gobernabilidad de Duque.
Para rematar, elexpediente.co ha publicado lo que dice ser un informe de contrainteligencia sobre reuniones entre Santos, Cepeda y magistrados para encarcelar a Uribe. ¡Ruego porque no sea cierto!