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María Fernanda Cabal revela su revolucionaria propuesta agraria basada en productividad y conectividad

María Fernanda Cabal rechaza la reforma agraria propuesta por la izquierda como un “salto al abismo” y presenta su plan de “revolución rural”, centrado en conectividad, infraestructura vial, acceso a crédito, reducción de costos de insumos y compra estatal directa al campesino, con el objetivo de impulsar la productividad y dignificar al sector agropecuario sin “experimentos ideológicos”.

Valledupar, 8 de diciembre de 2025.- En medio del intenso debate nacional sobre el futuro del campo colombiano, la precandidata presidencial María Fernanda Cabal levantó la voz con un contundente mensaje en su cuenta de X: “La propuesta de Cepeda no es reforma sino un salto al abismo. Coincido con el presidente Uribe. Modelos fracasados que arruinaron al campesinado donde se aplicaron no se pueden replicar en nuestro país”.

La senadora, conocida por su firme postura en defensa del sector agropecuario y su oposición a las políticas del gobierno de Gustavo Petro, reafirmó su convicción de que Colombia necesita producción, no experimentos ideológicos.

Con una clara alusión a las iniciativas legislativas promovidas por sectores de la izquierda, en particular las del senador Iván Cepeda, cercano al presidente Petro, Cabal subrayó que “el campo merece apoyo real, no fantasías importadas”. Sus palabras resuenan en un contexto de creciente polarización en torno a la política agraria, mientras el país busca soluciones viables para uno de sus sectores más estratégicos y vulnerables.

Una revolución rural con pies en la tierra

Lejos de limitarse a la crítica, Cabal ha presentado un ambicioso y detallado plan de desarrollo rural que denomina “revolución rural”, centrado en conectividad, infraestructura, competitividad y dignificación del campesinado. Su visión busca transformar al campo colombiano no en un receptor pasivo de subsidios, sino en un motor de crecimiento económico nacional.

Uno de los pilares de su propuesta es el programa “El Campo Conectado”, que busca llevar internet satelital a las zonas más remotas del país. “Conectividad es desarrollo. No podemos hablar de un campo moderno si seguimos desconectados del mundo”, ha dicho la precandidata. Esta medida no solo facilitaría el acceso a educación y salud, sino que permitiría a los pequeños productores comercializar sus productos de forma directa y eficiente.

Además, Cabal se compromete a construir 20.000 kilómetros de vías terciarias, una obra que, según sus cálculos, dinamizaría las economías locales, reduciría costos logísticos y generaría empleo en zonas históricamente marginadas.

Apoyo real, no asistencialismo

En materia fiscal, la senadora propone una reforma estructural que elimine los impuestos al diésel agropecuario, una carga que, según ella, encarece innecesariamente la producción. También promete abaratar insumos agrícolas en hasta un 30 % y medicamentos veterinarios en un 50 %, medidas que impactarían directamente en la rentabilidad de millones de pequeños y medianos productores.

El acceso al crédito es otro eje central: bajo el lema “Crédito real para el campesino”, su plan impulsa que FINAGRO otorgue líneas directas con tasas bajas y respaldo estatal, eliminando trabas burocráticas que hoy excluyen a muchos del sistema financiero formal.

Compra estatal y sello de origen campesino

Cabal también plantea un profundo cambio en la relación entre el Estado y el campo. Con su iniciativa “El Estado sí compra campesino”, busca que instituciones como el ICBF y el Programa de Alimentación Escolar (PAE) se abastezcan directamente de productores rurales, eliminando intermediarios y garantizando precios justos.

Además, su propuesta “Colombia compra rural” impulsa la creación de un sello de origen campesino que incentive a los consumidores —y a las grandes cadenas de supermercados— a preferir productos nacionales, fomentando una cultura de apoyo al productor local y reivindicando la identidad rural.

Dignificación real del campo

En palabras de Cabal, su enfoque no busca “asistir” al campesino, sino empoderarlo como protagonista del desarrollo. Frente a lo que considera “experimentos ideológicos” que han fracasado en otras latitudes, su propuesta se ancla en la productividad, la infraestructura y el mercado, con un Estado facilitador, no intervencionista.

En un país donde el campo ha sido históricamente postergado y donde las promesas agrarias suelen quedar en el papel, la precandidata apuesta por una alternativa que combina firmeza ideológica con propuestas concretas. Y en medio del debate nacional, su mensaje es claro: el futuro de Colombia se construye desde el campo, pero con los pies en la tierra y sin atajos ideológicos.

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