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Los bombardeos, la fumigación y la “paz total”. Por: Coronel (RA) Hugo Bahamón Dussán

Existen 2 acciones sobre las cuales voy a escribir hoy y que, su pronta aplicación, puede ayudar decisivamente a lograr la paz en Colombia.

La primera es el bombardeo de los campamentos de los grupos armados ilegales.

Esta acción se suspendió con la intención de evitar la muerte de menores de edad durante dichos bombardeos.

Sin embargo, esto ha causado un efecto contrario, pues ha multiplicado el reclutamiento de menores, precisamente, para emplearlos como escudos humanos para evitar los bombardeos.

El gobierno, si quiere en realidad llevar a los grupos armados ilegales a una negociación, no puede limitarse en el empleo de una de las herramientas de presión más poderosas que posee.

Hablando en términos pragmáticos de equilibrio, es como si el ELN abandonara su práctica de colocar bombas por la muerte de los dos inocentes civiles en su más reciente atentado en Tibú.

Jamás lo harán por que esa es, precisamente, su más poderosa herramienta de presión.

Mientas los grupos armados ilegales puedan continuar colocando sus bombas en donde quieran mientras el gobierno no puede colocar las suyas en donde las necesita, cualquier negociación será absolutamente asimétrica.

Los grupos armados ilegales están ampliando dramáticamente su control territorial por la sencilla razón de que no tienen temor alguno de volver a ser bombardeados.

La segunda acción es la fumigación aérea de cultivos ilícitos.

Dicha fumigación se suspendió porque, supuestamente, el glifosato tenía efectos cancerígenos y la erradicación manual podía reemplazarla.

Ambas premisas, como lo ha demostrado el tiempo y la ciencia, son falsas.

El glifosato, empleado extensivamente en cultivos como el de caña de azúcar, no es cancerígeno y la erradicación manual, debido a los francotiradores, las minas “quiebrapatas” y los “cercos humanitarios” jamás podrá reemplazar la efectividad de la fumigación aérea.

Para el caso de la negociación con los campesinos cultivadores, esa no será posible si tienen un fusil de los grupos armados ilegales apuntando a sus familias.

Los aviones de fumigación, en cambio, podrán ser alcanzados eventualmente por disparos de esos mismos fusiles, pero estos no podrán llevar a los pilotos a hacer “cercos humanitarios”.

Además, la verdadera gasolina del conflicto son los cultivos ilícitos, toda la violencia es producto de la necesidad de los grupos ilegales de controlar el negocio que estos generan, en otras palabras, si se eliminan los cultivos ilícitos se acaba el primer y más poderoso factor generador de violencia.

Dicho lo anterior, el gobierno del presidente Petro, para empezar a darle forma a su “paz total” y conseguir resultados efectivos para mostrarle al país, debería implementar, en forma urgente, estas dos acciones.

Cada día que se demore en hacerlo, más se extenderá el área de cultivos ilícitos, más se ampliará el control territorial de los grupos armados ilegales y más se hará inmanejable la situación de violencia en dichos territorios.

Ojalá alguien le hiciera llegar este escrito, pues aunque soy un férreo contradictor de sus políticas, en estos momentos es más importante para mí pensar en los miembros de las Fuerzas Armadas y sus familias que se tendrán que sacrificar para recuperar lo perdido.

Para su gentil reflexión y acción.

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