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La JEP y las promesas cumplidas del Centro Democrático. Por: María Fernanda Cabal

maria-fda-cabal-columnaLa semana pasada, la bancada de Centro Democrático demostró que sus promesas se cumplen. El Congreso sesionó arduamente para lograr adelantar la  reglamentación de la JEP y, a pesar de todas las adversidades, se impuso el propósito de enderezar un tribunal cuyas características estaban alejadas de los preceptos mínimos exigidos por la justicia transicional, en un proceso de paz.

Me satisface haber conseguido incluir artículos que garanticen a nuestros militares y policías mayor acercamiento a un debido proceso. La reglamentación, tal y como estaba redactada, era un mecanismo de impunidad para los terroristas y de criminalización para la fuerza pública.

A pesar de no compartir ni el fondo ni la forma como se construyeron y firmaron los acuerdos de paz, hubo un trabajo legislativo responsable y juicioso que buscó siempre proteger las garantías judiciales de quienes acudirán a la JEP.

Muchos fueron los logros de este trabajo:

1. Conseguimos incluir en los “fines de investigación” de la nueva justicia, un punto que obliga a establecer las rutas del narcotráfico, actividades ilícitas, bienes de los perpetradores y organizaciones criminales. Esto es un compromiso legal.

2. Fue un gran avance dejar establecido que la recusación estará sujeta a la apelación, para garantizar una verdadera imparcialidad, pues hay jueces en la JEP que han sido parte y están actualmente impedidos.

3. Asimismo, se exigió idoneidad de los peritos e investigadores, quedando establecido que la policía judicial de la JEP debe tener las mismas condiciones y calidades que para la Fiscalía General de la Nación.

4. En vista de que el famoso “contexto”, del cual la JEP -de manera sesgada- quería echar mano, para juzgar con la historia diseñada a la medida de la izquierda, se trabajó arduamente para excluirlo como prueba y así quedó establecido. Se logró también que la libertad probatoria debe ceñirse a la legislación y jurisprudencia colombianas.

5. En este sentido, logramos que la incorporación de la prueba se de en audiencia pública, además de estar sujeta a contradicción.

6. Se aprobó también la posibilidad de solicitar una audiencia oral de alegatos de conclusión,  para que los acusados puedan  hacer uso de su derecho de defensa material y real; y se determinó que el procedimiento incluya una audiencia restaurativa, en la que se podrá conciliar con las víctimas, lo cual debe ser tenido en cuenta al momento de graduarse la pena. Si bien esta posibilidad existía ya en el procedimiento establecido en la ponencia del gobierno, se le dio el estatus de audiencia para brindar seguridad jurídica en cuanto a que lo ocurrido al interior de esta actuación, tenga verdaderos efectos jurídicos.

7. El mayor logro quizá, fue el de establecer un procedimiento que materialice la posibilidad de revisar los casos, en especial por los hechos o pruebas nuevas no conocidas con anterioridad, haciendo posible que muchos militares y policías condenados de manera injusta, resuelvan su situación jurídica.

8. En materia de extradición, la gran preocupación siempre fue que la posibilidad de solicitar pruebas por parte de la JEP,  generara incumplimiento de compromisos internacionales por delitos como el narcotráfico y lavado de activos. Quedó establecido entonces  que no podrán hacerlo y se limitarán a evaluar la fecha de ocurrencia del delito y los documentos del país solicitante.

9. Logramos, con el concurso de otras bancadas y la voluntad del ponente Hernán Penagos, dejar sin piso el denominado “artículo Santrich”; poniendo límite a una norma que intentaba favorecer las  irregularidades de la JEP, al darle retroactividad a sus actuaciones sin reglamento expedido aún por el Congreso y poder alcahuetear su no extradición.

10. Finalmente, desde el Senado se introdujo la creación de una sala especial para militares y policías, como necesidad de tratamiento equitativo pero diferenciado de los miembros de la fuerzan pública frente a los guerrilleros de las Farc.

Avanzamos, no tanto como quisiéramos, pero si mucho más de lo que los bandidos impunes y sus corifeos  hubieran querido.

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