Tres expertas de Unisimón explican cómo se afectan las personas con este trastorno durante la cuarentena y dan recomendaciones médicas, psicológicas y físicas para su cuidado. *Este 2 de abril se conmemora el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo.
Barranquilla, 2 de abril de 2020.- La población con Trastorno del Espectro Autista (TEA) requiere de un cuidado especial por la pandemia COVID-19. Expertas de la Universidad Simón Bolívar explicaron cómo les afecta este virus y dieron recomendaciones médicas, psicológicas y físicas para su cuidado, a propósito del Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo que se conmemora este 2 de abril.
Naciones Unidas destaca que esta fecha es una oportunidad para reconocer y celebrar los derechos de las personas con autismo y advierte que la crisis sanitaria por el COVID-19 genera un “riesgo desproporcionado” para ellos.
Las personas con TEA tienen mayor predisposición a tres tipos de alergias: alimentaria, respiratoria y cutánea, según estudios realizados en Estados Unidos, Argentina y España. Lo anterior está relacionado con su sistema inmunológico, de acuerdo con lo explicado por la médica Pierina Oliveros, candidata a magíster en Neuropsicología de Unisimón.
“De los tres tipos de alergias mencionados, la respiratoria es la más frecuente, de la que se desprenden enfermedades como rinitis, sinusitis y asma. Esta última se convierte en un factor de riesgo que incrementa la posibilidad de complicación no solo de neumonía por COVID-19, sino de cualquier infección respiratoria”, enfatizó Oliveros, quien es además cofundadora y vicepresidenta de la fundación Fundautismo.
Para minimizar ese riesgo, recomienda mantenerlos en aislamiento social y, en caso de ser necesario sacar a la persona con autismo, porque el estar encerrados puede estresarlos y alterar su comportamiento, que sea guardando más de dos metros de distancia del resto de personas, y portando tapabocas.
La médica señaló que es importante enseñarles el lavado de manos y a no tocarse la cara a menos que tenga las manos limpias. En caso de tener síntomas respiratorios, deben portar el tapabocas permanente y extremar la limpieza de manos.
“Es importante darles alimentos que estimulen el sistema inmunológico: vegetales crucíferos (brócoli, col, coliflor, repollo y col de Bruselas), aceite de coco y coco en fruta. Así como pescados, legumbres y verduras en general; frutos rojos, propoleo, polen, ajo, té verde, jengibre; y alimentos ricos en vitamina A, B, y E: calabaza, zanahoria, cereales, y lácteos que no tengan contraindicación”, enfatizó Oliveros.
Una mirada psicológica
Elsy Mejía Segura, investigadora del Grupo Neurociencias del Caribe de Unisimón y candidata a doctora en Psicología, explicó que el distanciamiento social puede alterar la dinámica familiar y las respuestas emocionales, cognitivas y comportamentales de cada uno de los integrantes, especialmente en los niños y adolescentes con TEA.
En este distanciamiento social puede presentarse aumento de conductas repetitivas, disruptivas o irritabilidad, por lo que la investigadora experta en TEA planteó seis recomendaciones:
La importancia de la actividad física
La fisioterapeuta Luz Mery Noguera, magíster en Educación, sostuvo que se debe ocupar de buena manera todo el libre para evitar descompensaciones a nivel conductual de la persona con TEA y, para ello, sugiere juegos, ejercicios en casa y readaptar las terapias.
“Aprovechemos el tiempo para jugar más con ellos. La gallinita ciega, por ejemplo, les ayudará a adquirir mayor agilidad y activará los sentidos. Otros que incluyan mímica mejorarán las expresiones y sentimientos favoreciendo la conciencia corporal. Saltar la cuerda de manera individual o de grupal, o usarla como culebrilla, favorecerá el equilibrio y la coordinación”, puntualizó Noguera, quien también es investigadora del Grupo Neurociencias del Caribe.
Otro juego recomendado es imitar posiciones de animales para potencializar el movimiento a través de cambios de postura, incorporándose de igual manera la imaginación y la interacción.
Los números causan fascinación en los niños con TEA, por tanto realizar actividades que estimulen sus actividades numéricas como cantar canciones con números o contar las galletas de la merienda o los cereales que se echan en el cereal, les resultará divertido.
Por último, la investigadora sugirió hacer ejercicio, yoga o espacios de baile, y recomienda que los terapeutas adapten sus planes de intervención al contexto familiar, educando a padres en los recursos que puedan proveerse para desarrollar un trabajo ameno.