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Con Paz, traquetean más. Por: Duván Idárraga

La frase del titular no fue la original, fue “Con paz haremos más”; con ella vendieron falsas ilusiones de lo que se lograría en Colombia una vez se firmará el narco acuerdo Santos-FARC: Que habrían mares de tranquilidad y progreso; nunca aclararon que serían exclusivamente grandes beneficios para los narcoterroristas FARC y para Santos. Los primeros recibieron premios y beneficios, entre ellos el lavado de imagen y de sus billonarias fortunas, curules en el Congreso, grandes y costosos esquemas de seguridad, todo a cambio de nada. El segundo, logró su anhelado premio Nobel de paz; las consecuencias para Colombia se vieron en su momento y se siguen viendo por estos días.

En lo económico, después del gobierno Santos quedó una deuda externa incrementada en el 96%, sin grandes obras o desarrollos que la sustentara; todo se fue en corrupción, exceso de clientelismo y burocracia. Por los lados del PIB resultados en los mínimos posibles. En seguridad, un país dominado por la delincuencia, el narcotráfico exponencialmente creciendo en todo el país (no sólo en cultivos ilícitos, también en producción de coca y otras drogas) y con ello elevados niveles de violencia en diferentes regiones del país; las más afectadas Cauca, Nariño, Caquetá, Putumayo y Catatumbo.

Caso especial el departamento del Cauca, además de la presencia de todos los actores criminales y grandes extensiones de cultivos ilícitos (coca, amapola, marihuana) la postura de la población indígena a través del CRIC y sus dirigentes decididos a impedir la acción del Estado y de la fuerza pública. Son constantes las situaciones de expulsión de sus territorios a miembros del Ejército, la liberación de narcotraficantes capturados, impiden la erradicación manual y no desean la fumigación aérea de cultivos ilícitos. Como consecuencia la violencia se ha desbordado, no solo el asesinato de personas y líderes sociales en su mayoría a manos de las mal llamadas disidencias FARC; para rematar hace pocos días el cobarde atentado terrorista contra la alcaldía de Corinto. Lo más absurdo es que esos mismos dirigentes indígenas, con el apoyo de los mal denominados defensores de derechos humanos, “periodistas” y otros grupos cercanos a la izquierda, exigen al Estado su seguridad mientras callan cuando los terroristas de las FARC y ELN son quienes cometen este tipo de actos.

Decía un analista de Medellín, con quién me identifico, que las verdaderas disidencias FARC son los jefes del grupo narcoterrorista que llegaron al congreso en virtud al narco acuerdo (pueden verlo https://t.co/TKHycvSZqD ). A pocos meses de la firma surgieron las mal denominadas disidencias, que hoy tienen casi 5.000 hombres completamente armados (alguien se ha preguntado, ¿de donde obtuvieron tan rápidamente 5.000 armas? Supuestamente las habían entregado todas. Parece que la entrega de armas fue otra falacia) con presencia en diferentes lugares del país; a ellos sumamos los de Narcotalia (De Iván Márquez, Santrich y El Paisa) que delinquen desde Venezuela y los de Gentil Duarte, todos dedicado a temas de narcotráfico. Las FARC se mantuvieron intactas, miles siguieron en sus actividades criminales; simplemente dejaron unos pocos haciendo política y show.

Nuevamente se comprueba que es el narcotráfico el eje de toda la violencia y del terrorismo que azota al país; lastimosamente el gobierno nacional no ha iniciado la fumigación aérea, herramienta eficaz para atacar la fuente principal de recursos de estos grupos criminales. Tampoco ha sido contundente para evitar los abusos de la población indígena en sus territorios con su perorata de la autonomía indígena, es claro que tienen derechos pero también deberes. Por otro lado, si bien el gobierno ha avanzado en erradicación manual y que la Fuerza pública ha logrado importantes decomisos de drogas, gracias al narco acuerdo la producción llegó a niveles desbordados y la cantidad de droga que sigue saliendo es inmensa; con ello los recursos financieros para los grupos criminales crecen de manera proporcional y por ende su capacidad de generar violencia.

Como dice un meme en redes sociales, “No se firmó un acuerdo de paz, fue un acuerdo para que las FARC pudieran delinquir en paz”. Ese grupo narcoterrorista tiene actores en todos los frentes: Armados en el monte en Colombia y en Venezuela, los jefes en el Congreso haciendo política y aliados en medios de comunicación que hacen de caja de resonancia a todo lo que les favorece. Por donde se mire, es claro qué después de la firma del acuerdo entre Santos y FARC; no solo ese grupo narcoterrorista, otros como el ELN y demás grupos criminales, con “paz”, traquetean más.

EL COLMO 1: Fransisco Ricaurte, ex presidente de la Corte Suprema, uno de los mafistrados del Cartel de la Toga, fue condenado a más de 15 años de prisión por sus delitos. Otros miembros de esa organización criminal merecen condenas similares. La acción de estos y la omisión de los demás demuestran que se requiere con urgencia una verdadera reforma a la Justicia, pero ni así lo permiten. NO HAY DERECHO.

EL COLMO 2: El señor de la Bolsa nuevamente con sus andanzas, mientras exigía sesiones presenciales del Senado, él desde hace varios meses se encontraba en Italia (donde también promovía marchas de protesta); para justificarse su hijo anunció que se encontraba delicado de salud hospitalizado por tema de Covid, en horas de la tarde del mismo día, el propio Petro anunció su salida del hospital. Un caso similar al de su supuesto cáncer, que se comprobó no existía, demostrando su alta propensión a mentir. Aún así a muchos que le creen todo. NO HAY DERECHO.

 

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