Qué tristeza ver como se consolida un ya un viejo proceso de politización y de control partidista de la extremaizquierda para adoctrinar a la juventud.
Han paralizado las universidades públicas cuando les da la gana, se adueñaron de sus muros y paredes para llenarla de grafitis revolucionarios y loas a la lucha armada, por sus campos desfilan milicianos que se enfrentan casi cada semana con la fuerza pública, Se quejan de la acción policial y hablan de “desmilitarizarla” pero nunca les exigen lo mismo a las escuadras tirapapas [granadas explosivas artesanales].
Han silenciado las voces académicas y las de quienes piensan diferente, el “nuevo rector” implantó la dinámica constituyente del gobierno petrista, Petro violó su autonomía, ahora nombra activistas copartidarios en los órganos de dirección, y así, van desmontando las funciones y misiones centrales de las universidades, las relativas al conocimiento, a los saberes científicos, a la formación de profesionales, a la de ser faros de libertad. Pretenden politizar la vida universitaria en contra del mensaje de su primer rector (y la de muchos otros) Manuel Ancizar, quien se negó a ponerla al servicio de intereses partidistas.
Preocupan eventos culturales oficiales tipo ANTI como esta “Semana Anti-Fashion: Una reflexión crítica sobre la industria de la moda”, en el que se compromete el nombre de la Universidad Nacional y a dos de sus facultades, que pueden desembocar en movimientos de veto contra quienes se interesan por la moda. Peligro: quieren matricular la Universidad con la izquierda, pintarla de rojo. Conmemoran jefes comunistas que han asolado a sus pueblos. Vendrán eventos y a lo mejor medidas de crítica no solo a lo que vestimos, a lo que comemos, a lo que acostumbramos, pues quieren uniformar a sus estamentos, filarlos con el gobierno petrista. Ojo con el totalitarismo que se incuba en la pretensión de controlar los gustos personales.
A ellos, que, si se distinguen por usar ciertas modas, nadie debe hostigarlos.