Voceros empresariales manifiestan preocupación por el comportamiento de la economía en los meses de enero y febrero. El Gobierno, en la prensa nacional, dice lo contrario, pero las cifras dan razón al pesimismo. En febrero la demanda de energía del sistema interconectado cayó 5,9 % y la cifra anual negativa es de 6,5 %. En la indagación por resultados de políticas públicas suele asignarse toda la importancia al crecimiento y al empleo.
Sin embargo, detrás de ambos está la inversión, fundamentalmente determinada por la confianza. Esta no necesariamente genera expansión del aparato productivo, un extranjero que compre una empresa nacional invierte en Colombia pero la operación en principio es neutra en formación bruta de capital, que finalmente es la variable que indica la agregación o el estancamiento de activos productivos.
El Gobierno se solaza con una inversión del 27 % del PIB, inferior en dos puntos a años anteriores, y apuntalada por los 3.300 millones de dólares de la venta de Isagén. Entre los años 2002 y 2010 la inversión pasó del 16 % del PIB al 26 %, con un pico del 28 % antes de la crisis internacional de los años 2008 y 2009. De haberse mantenido la confianza de inversión esta debería estar por encima del 30 % y no tendría porque haberse dado la reducción del 4,5 % durante el año anterior.
Destacan que la inversión extranjera en enero creció el 16%, con 641 millones de dólares, la segunda mas baja en 7 años, y hasta el día 17 de febrero apenas alcanzaba 341 millones de dólares, el 36 % de lo observado en febrero de 2016.
La formación bruta de capital, que se puso a crecer de manera estable entre el 10 % y el 15 % anual, el año pasado tuvo un descenso del 3,6 %, con rubros que alarman como la caída del 15,5 % en maquinaria y equipos. El consumo de los hogares apenas tuvo un crecimiento del 2 %.
El Gobierno Santos eliminó la mayoría de los estímulos tributarios, la ley que permitía los contratos de estabilidad y convirtió a Colombia en la cuarta economía con mayor carga tributaria del mundo.
Cuánto mejor bajar impuestos, dar garantías de reglas estables a la inversión, hacer un aumento excepcional y significativo de salarios. El empresario y el trabajador manejan y asignan mejor el dinero que el Estado del derroche.
Alguien afirma que sin Reficar y sin narcotráfico nuestra economía estaría en recesión, una tristeza. El único elemento de confianza es que nuestros compatriotas trabajan y producen a pesar del mal gobierno.
Nota: las cifras mencionadas son De fuentes oficiales.