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Administrar el riesgo. Por: Indalecio Dangond

El cambio climático llegó para quedarse y tiene al gobierno y al país entero en acuartelamiento de primer grado por el agresivo invierno advertido desde principio de este año por el Servicio Meteorológico de los Estados Unidos (NWS, por sus siglas en inglés).

El año pasado, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) nos había advertido sobre una extensa sequía que entraría en noviembre del 2020 hasta abril de este año, y así sucedió, trayendo como consecuencia la caída de la productividad en los sectores agrícolas y ganadero del país en el primer semestre de este año, lo cual redujo los ingresos de los empresarios del campo obligándolo a reestructurar sus créditos bancarios.

Claramente, estas situaciones de variabilidad del clima exigen del gobierno Nacional un cambio en la política de administración del riesgo, comenzando por una reestructuración a fondo del IDEAM, para mejorar el servicio de predicciones y avisos de las condiciones meteorológicas, hidrológicas y climáticas de Colombia, para proteger la vida, la propiedad y la economía de los colombianos y del país. No hay derecho que todos los años se repita la misma historia cada vez que nos pasa la colita de un huracán o se desborda un rio.

Administrar el riesgo también exige del gobierno un cambio en las normas que regulan la inversión pública en materia de infraestructura de vías de comunicación. El inmenso esfuerzo que hizo la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, para arreglar las vías de las zonas agrícolas y ganaderas del país, a través del programa “Colombia Rural” se ha visto frustrado por la tramitología tortuosa (consultas previas, licencias ambientales, estudios de pre factibilidad, factibilidad, licitación pública), que exige la legislación actual. Lo mismo está sucediendo con las obras de dragado del rio Magdalena y los tramos de líneas férrea que conecta al puerto de Buenaventura con los departamentos del Valle del Cauca, Risaralda y Quindío.

La administración del riesgo, requiere del gobierno, plantear la creación de un Sistema Nacional de Presas y Canales de Irrigación que proporcione y regule el agua que requieren los agricultores y ganaderos del país para sus producciones. Esto ayudaría mucho a regular los calendarios de siembras y recolección de las cosechas, la oferta de alimentos y materias primas, los costos de producción y los precios del mercado. Con este esquema, en los Estados Unidos se cosecha el 18% del algodón, el 14% de su cebada, el 12% del arroz y el 3% del trigo.

También es necesario replantear el esquema de seguro agrario para lograr mayor cobertura y dejar de pagar ayudas “extraordinarias” en las que el dinero se entrega de forma injusta. No tiene en cuenta, por ejemplo, la buena gestión de unos frente a la mala gestión de los otros, iguala a todos por abajo. Estamos ante un negocio “al aire libre”, que necesita ser atendido a través de un esquema de aseguramiento eficiente, que asegure riesgos y no siniestros.

En el tintero: Le sugiero al grupo de expertos internacionales y nacionales que estan estudiando la tributaria del 2021, eximir a los productores del campo del gravamen 4×1000 y del pago del IVA para compra de insumos y maquinaria agrícola.

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