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Parapeto. – La salud, a debate público. ¿Colapsara? Por: Julio Bahamon

La reforma a la salud que ha propuesto el actual gobierno con el concurso de un ministro pleitista, convencido de que el asunto lo está tratando con sus electores y vasallos del municipio del Líbano en el Tolima, y no con 55 millones de colombianos, entrara de lleno nuevamente a debate público en el Congreso de la república. Para poder entender el sesgo ideológico de la propuesta oficial, debemos meternos en el actual sistema de salud basado en un modelo de aseguramiento reglamentado por la ley 100 de 1.993, vigente que ha tenido avances muy importantes, sin ser un sistema perfecto, sus logros nos permiten aseverar que su cobertura nacional se acerca al 98%, lo que significa que la inmensa mayoría de compatriotas tienen acceso al sistema de salud a través de los regímenes contributivo y subsidiado, lo que representa un avance considerable en términos de acceso universal.

Como todo lo que toca este régimen zurdo, la reforma propuesta ha generado un amplio debate porque plantea cambios estructurales al modelo actual.

Los escenarios que se plantean en los cambios al sistema son:

1.- Desafíos al fortalecimiento del sistema público de salud. La iniciativa provocara una mayor carga operativa, lo que ocasionaría una saturación el sistema si no se cuenta con la infraestructura necesaria y de recursos humanos.

2.- Transición. Problemática del nuevo esquema de aseguramiento. – Actualmente las EPS juegan un papel importante en la intermediación y gestión de salvaguardia. Si se eliminan o se llegaren a transformar esas entidades se ocasionarían un vacio administrativo temporal, y como lo hemos visto, desde ya, afectaría la entrega de medicamentos, la continuidad de los tratamientos y el acceso a los especialistas. Los usuarios tendrán que enfrentar demoras en los servicios si no hay claridad en los procesos de transición.

3.- Mayor presión fiscal sobre el presupuesto de la nación. En este caso el gobierno, aquí el sesgo ideológico, asumiría directamente la administración de los recursos, lo que requeriría un aumento significativo en el presupuesto de Salud. ¿En dónde están los dineros que puedan garantizar el servicio?

4.- Mayor resistencia del sector privado y perdida de capacidades. El sector privado en el actual sistema ha sido un valor agregado que ha contribuido a la expansión de la infraestructura y al mejoramiento en el servicio. Esa es una verdad que no resiste discusión alguna.

Ahora lo que quiere el gobierno de Gustavo Petro es desincentivar su participación llevando al sistema a una reducción y a una merma en su capacidad instalada, afectando la carga para los hospitales del pais. Los despidos masivos que se generarían en las EPS y en otras entidades privadas crearía un impacto económico y social, sin antecedentes afectando al sistema de salud.

De implementarse la reforma a la salud de los colombianos, propuesta por el gobierno Castro – Madurista, el colapso y el fracaso del sistema esta cantado. La terquedad del presidente de la república, de destruir lo construido, y de no tener en cuenta lo construido, creara un desasosiego en la ciudadanía de incalculables daños; parecería que esa es, seguramente su intención. Queda entonces, en manos del Congreso de Colombia la salud y la vida de los colombianos.

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