
Desde distintos frentes, los mandatarios locales coincidieron en respaldar la protesta pacífica, pero advirtieron que la violencia urbana y los daños al espacio público desvirtúan cualquier causa social y deben enfrentarse con autoridad.
Valledupar, 7 de octubre de 2025.- Las marchas en solidaridad con Palestina se desarrollaron este martes en distintas regiones del país, convocando a miles de ciudadanos. En general, el ambiente fue pacífico; no obstante, cuatro capitales —Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga— reportaron alteraciones menores del orden público, lo que llevó a sus autoridades a pronunciarse con mensajes firmes de rechazo al vandalismo y defensa del orden civil.
En la capital, el secretario de Gobierno Gustavo Quintero Ardila informó que unas 4.500 personas participaron desde 15 puntos distintos. La jornada terminó con 12 personas lesionadas, nueve de ellas a causa de un accidente vial en el centro. Por instrucción del alcalde Carlos Fernando Galán, las autoridades intervinieron “de manera inmediata, restableciendo el orden y respetando los derechos de todos”.
Quintero subrayó que la administración distrital respalda la movilización pacífica, pero no aceptará ataques a bienes públicos ni agresiones a ciudadanos. El tono en Medellín fue más severo, Federico Gutiérrez, alcalde de la ciudad, aseguró que los incidentes registrados en la avenida El Poblado “no fueron protestas, sino actos de intimidación y vandalismo”. Relató que grupos violentos irrumpieron en zonas donde había familias y niños, lo que obligó a una respuesta inmediata. “A Medellín hay que cuidarla y a su gente protegerla”, dijo.
Por su parte, el secretario de Seguridad Manuel Villa Mejía activó el Puesto de Mando Unificado (PMU) y defendió la actuación policial bajo el principio del uso diferenciado de la fuerza. “Quieren incendiar a Colombia, y Medellín no lo va a permitir”, advirtió, al destacar que se logró contener los daños sin incidentes graves.
Mientras tanto, en Bucaramanga, el exalcalde Jaime Andrés Beltrán condenó los ataques contra comercios y bienes urbanos, señalando la “incoherencia” de quienes protestan por conflictos internacionales afectando a su propia ciudad. “Se desquitan con el comerciante, el empresario y la gente del común que se levanta desde temprano a trabajar por su familia”, escribió en X. Beltrán insistió en que la protesta es legítima siempre que no se transforme en violencia o imposición.
La jornada en Cali cerró con un tono más contenido. La concentración final en la Loma de la Cruz terminó sin enfrentamientos, aunque se registraron grafitis en muros y zonas peatonales. Equipos de la Administración Distrital adelantaron de inmediato labores de limpieza. El secretario de Seguridad Jorge Buitrago lamentó los daños y pidió conciencia ciudadana: “Los que salieron a marchar por otro país terminaron, como casi siempre, rayando la ciudad y afectando la movilidad. A ver si tienen un poco de respeto por Cali”.
A su estilo, los cuatro gobiernos locales enviaron un mensaje unificado: la autoridad no se opone al derecho a la protesta, pero tiene el deber de proteger a quienes no participan en ella. Sus declaraciones reflejan una visión compartida de gobernabilidad basada en el equilibrio: acompañar la movilización ciudadana, sin permitir que la violencia o el desorden se normalicen.
Finalmente, es importante señalar que, en el actual contexto nacional de tensiones políticas, la respuesta coordinada de las ciudades se interpreta como un ejercicio de liderazgo cívico y responsabilidad institucional frente al reto de garantizar convivencia y derechos.





